Crítica de 'El Hobbit: La desolación de Smaug'

Para un servidor y supongo que para miles de apasionados a la literatura  y al cine en general, se trata de la película o al menos una de las cintas más importantes y esperadas del año a nivel mundial, que como es de suponer, tiene lugar su estreno sobre estas fiestas navideñas.

Hablamos de la segunda parte de la trilogía que da lugar a la precuela de El señor de los anillos, El Hobbit: La desolación de Smaug; cuya sinopsis no hace falta que repitamos a menos que hayas estado viviendo en una cueva en los últimos años.

Las impresiones son diversas y aunque tampoco son malas sí que debido al hype que un fan aquí presente suele tener hacia todos los trabajos de Peter Jackson, si que se ha encontrado con un producto correcto que obtiene su aprobado, un resultado bastante plano, frio, muy irregular y hasta indiferente a veces; pero no por ello malo ni aburrido...o malo del todo; vamos a ello...

El director neozelandés desde hace muchísimo años es uno de mis directores fetiches, pero también hay que tener en cuenta que la gente cambia, lo que nos solía gustar al cabo de años ya no nos gusta tanto, y de ahí tal vez mi posición en una serie de películas que empezaron aunque sobre papel con tinta, continuaron hace unos doce años en la majestuosidad de la gran pantalla para placer y deleite de nuestros sentidos y retinas....

Tal vez en los últimos años me ha gustado más ese Jackson que no se repetía tanto en tópicos personales en sus cintas y que se atrevió a moverse por otros senderos que no fueran los de la Tierra Media, como podríamos poner como ejemplo clarisimamente, aunque muchos estén en desacuerdo ese experimento fílmico que fue Lovely Bones, un drama basado en la novela del mismo título, que aunque modesto y comedido en su creación, siempre lo he encontrado extrañamente retorcido; en el cual dejaba claro que siempre a su manera, podía explorar otros campos como el thriller como también hizo con sus criaturas celestiales; siempre poniendo esa gran carga dramática que aparte del nivel escénico es uno de sus puntos fuertes y toque tan personal.

A pesar de las criticas templadas que obtuvo el año pasado la primera parte de esta trilogía, encuentro El Hobbit: Un viaje inesperado, después de la comunidad del anillo (tal vez debido a su estructura lineal y por el amor que siento hacia los inicios de toda gran historia) una de mis favoritas de la saga. Siempre e creído que por la complejidad dada en su estructura, tanto las dos torres como el retorno del rey son bastante irregulares, no tan redondas.
La desolación de Smaug no cansa, al contrario si la recomendara a un conocido (que claramente no dudaría)la definiría en una palabra: entretenida. Y eso en una peli de casi tres horas es un cumplido pero para uno para la saga del anillo, no.

En ésta se ha decidido a cambiar todas la posibles lecturas y la profundidad que tenía su antecesora por un producto de más de dos horas y media de acción en que a través de los últimos efectos de vanguardia, substituimos el dialogo y el mensaje espiritual trascendente que poseen las anteriores entregas por coreografías que aunque espectaculares, no todas de ellas bellas del todo.

Tampoco no creo que sea un error comparar esta trilogía con las anteriores o englobarla dentro del marco de sextologia, pienso que aunque las técnicas empleadas de filmación han cambiado en los últimos años esta obra no tiene tanto margen de diferencia con su antecesora ni tanta separación como la trilogía galáctica de George Lucas. Digamos que la línea que podría sepáralas es mucho más fina o a veces casi imperceptible.
Nos encontramos tal vez con la entrega de la saga con acción más hardcore y en la que tal vez la descripción de los personajes es más plana, menos emotiva y que a veces no crea demasiada empatía con el espectador, tal vez porque ya les dedicamos unas tres horas y media anteriormente o yo simplemente esperaba mucho más de ellos, tachando a la cinta en algunos momentos como la más infantil y exagerada que la anterior, aunque muchísimas veces demasiado oscura, cosa que se agradece.

Uno de los mayores aciertos en la introducción de nuevos personajes como el interpretado por Evangelin Lily (Perdidos)personalmente lleno de sensibilidad, un grandísimo acierto o el siempre bien agradecido y aquí arriesgado pero acertado Stephen Fry que junto con su sirviente, no dejan de recordar a la pareja formada por Saruman y lengua de serpiente aunque los personajes no tengan nada que ver psicológicamente hablando. Otros como Luke Evans o la voz de Benedict Cumberbacht completan el nuevo reparto sin que tampoco sobresalgan demasiado.

Sin entrar en demasiados detalles también comentar que el personaje que da título a esta entrega está muy bien conseguido pero no llega a sorprender como nos habían prometido, parecido es el tramo en que aparecen un montón de amigas con varias patas todas ellas, que junto tal vez a la escena del descenso en el rio es de las mejores de la cinta.

Al contrario que en las anteriores aquí no hay demasiados diálogos para recordar, no hay demasiada lectura entre líneas, no hay mucho mensaje espiritual...Jackson eso sí, con su exquisito Timing, opta por ofrecer lo que mucha gente pensaba que ya había omitido para siempre, acción a raudales, épica en mayúsculas para todos los públicos, festín visual; pero en todo esto, se pierde un poco en cuanto a información narrativa.

Eso sí, el 3d fhd es espectacular como pocos, no perdiendo su eficacia en cuanto a profundidad a lo largo del metraje y conjuntamente con el amor de Jackson hacia el detalle, acaba demostrando que es de los pocos 3D que ha llegado para quedarse y aunque ésta segunda parte de El Hobbit creara reacciones y opiniones diversas (ya sabemos que si todos fuéramos hacia una misma dirección el mundo acabaría volcando),seguro que la taquilla navideña tiene solo una.
Ahora solo toca ya esperar a la conclusión final de aquí un año...

Calificación: 6.5/10

Crítica de Jordi Sánchez

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