En lo más profundo de nuestro ser, que descanse en paz Mr. Williams
Tres de la mañana, llegar de tomar unas cuantas cervezas y
pasarlo de puta madre a entristecernos y entrar en una gran tristeza provocada
por la terrible noticia que acaba de asolar a toda una generación cinéfila.
Robin Williams, actor que dio vida a 'Popeye' (si, en una
muy buena adaptación), Adrian Cronauer en 'Good morning, Vietnam', John Keatin
en 'El club de los poetas muertos', Peter Pan en 'Hook', la señora Doubtfire en
'Doubtfire', Alan parrish en 'Jumanji', el recordado Profesor Breainard en
'Flubber', o el mismisimo Sean de la magnífica 'El indomable Will Hunting',
acaba de dejarnos de este mundo.
Quizás pueda parecer una tontería entristecerse por alguien
que no se conoce, no se ha convivido y ni muchos menos se han compartido
palabras, pero cuando se trata de alguien que a la distancia te ha hecho reír,
llorar o incluso pasar miedo, hablamos de alguien que indirectamente a
pertenecido en tu vida, y eso Robin Williams lo llevo a la perfección en la década
de los 90´s. Por eso nosotros no vamos a hablar de sus problemas, adicciones ni
demás cosas que les encanta hablar a otros medios morbosos. Nosotros aquí
simplemente queremos rendir homenaje a una gran estrella que nos ha dejado, y
sobre todo recordarle por anécdotas tan entrañables como la que ocurrió entre
Williams y el también fallecido Christopher Reeve cuando este recientemente se quedó
tetrapléjico.
En plena agonía de Reeve este recibió la visita de un doctor
loco, con acento ruso, que venía a hacerle un tacto rectal. Para sorpresa de todos
ese extravagante doctor era Robin Williams disfrazado. Su gran amigo, que le
hizo reír en ese momento, pero Williams no sólo bromeó con él, sino que se ocupó
de costearle buena parte de las facturas médicas del ex Superman, y amigos...
realmente nos quedamos con eso.
Señor Willaims allá donde este, descanse en paz.
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