Crítica de 'Transformers: La era de la extinción' (2014) Michael Bay

Nunca le presté demasiada atención a esos clásicos muñequitos de dos caras provenientes de la casa juguetera “Hasbro”, culturalmente llamados también “Transformers”, esa colección de curiosas figuras para “críos” o ahora preciados artículos de coleccionismo acérrimo  que con su apariencia de robots se convertían literalmente  en vehículos o viceversa; tampoco empatizaba demasiado con su show  televisivo, al igual me pasaba con otras series de moda en los 80-90 como G.I. Joe (otra licencia de esta compañía juguetera  adaptada recientemente  al cine por partida doble), algo que mis compañeros de clase no entendían. Hasta que vino Michael Bay con su indiscutible estilo y aterrizó con su esperada y criticada adaptación al cine de estos convertibles, y sinceramente quedé prendado con su anteriormente desconocida  historia y hazañas, por lo cual me mostré  más que satisfecho con su resultado del que he disfrutado como en mis mejores tiempos varias veces.

A pesar de que Bay sea actualmente un director que es odiado y amado a partes iguales, mayoritariamente siempre me ha tenido en el bolsillo ya que me otorga lo que muchas veces busco en un buen blockbuster, o lo que es lo mismo, lo que pido a cambio al pagar una entrada de cine en cuanto a estrenos comerciales se refiere.

Algunos de sus trabajos me gustan más que otro pero siempre sin caer en la indiferencia, ya que al no darme respiro y ofrecerme una ración extra de adrenalina con todos sus montajes y sus personales excesos derrochones de pirotecnia y acrobacias dentro de la sala siempre he salido más que entretenido. Pero no toda su obra son explosiones y fuegos artificiales, también hay un lugar para patriotismo, sentimentalismo y buenas dosis de erotismo sin caer nunca en el sexo; todo bien acompañado de una exquisita fotografía, exageraciones del movimiento a base de cámaras lentas y cuando requiere infografía darse el atracón con la tecnología más avanzada.

Me gustó su innovación videoclipera en Bad boys (1995), vibré con The Rock (1996), me emocioné con Armageddon (1998), me entristecí con Pearl harbor (2001), y recientemente me sorprendí gratamente con su Pain & Gain (2013). Hasta produciendo títulos me parece de lo más acertado, cuidado y un buen entendedor de su oficio con su finalidad clara.

Como buen europeo que soy, no comparto muchas de sus ideas fetiches tanto en ideología política, superación, o en lo que se refiere a estandarte de belleza; las entiendo y las digiero bastante bien ya que si las pasamos por alto tiene todo lo que le pido a un cineasta…me hace evadirme un buen rato y me emociona, dejando a flote más cosas positivas que negativas, pero como ya he dicho anteriormente hay que dejar el microscopio y la lupa a un lado.

La primera cinta de Transformers fue una sorpresa mayúscula para el cine palomitero ,un trabajo por el que casi nadie apostaba, algo claro teniendo en cuenta su fuente original, unos simples artículos de juguetería ocasionó pocas expectativas o un miedo considerable a que no cumpliera su cometido especialmente para los fans más devotos. A mi parecer fue sorprendente, profunda, emotiva, emocionante, adrenalínica, y bastante redonda dentro de su marco; vamos que tenia de todo. Recordaba levemente a los trabajos más sensibles de la ciencia ficción del maestro Spielberg, y no era de extrañar ya que éste mismo se encontraba como productor ejecutivo, y aunque fuese él quien le diese algunas pautas básicas la cinta corría a cargo de Bay, era su “chuchería”.

La batuta aparte de Bay, la llevó perfectamente  el carisma nobel de Shia LaBeouf (pese a quien le pese), y el descubrimiento de Megan Fox como  su parte femenina y posteriormente convertida en un referente de chica  diez.

Todos estos elementos llegarían posteriormente por duplicado y triplicado en forma de saga hacia el 2009 y el 2011 con “La venganza de los caídos” y “El lado oscuro de la luna” respectivamente.

Las cintas sobre los Transformers mostraban perfectamente ese cine sentimentaloide cargado de buenas intenciones que mostraba tan bien ese  paralelismo entre realidad y ficción; arraigado sobre los años 80 del que realizadores como  Jackson, o Cameron también  siguen o han seguido hasta la fecha.

Al cerrar (¿?) la trilogía, Bay y el habitual elenco al completo  nos prometieron que la tercera entrega  se trataría de la última aventura sobre Mr.Prime y los suyos, pero como los estudios cinematográficos carecen de palabra hoy en día, y  dan vueltas y  más vueltas tan rápido cual cronometro temporal dentro de un DeLorean ,se empezó con el capítulo de la saga que ahora mismo nos ocupa, y al no contar ya con los actores anteriores se fue en busca de nuevos fichajes para así disimular esa carencia y hablar de una nueva saga, lavado de cara, reboot, punto y aparte o segunda trilogía en  vez de cuarta continuación pura y dura.

Así en este verano del 2014 nace “La era de la extinción”, título de inflexión y con doble vertiente.

Aunque suene reiterativo o nos hayan querido vender gato por liebre, la formula sigue teniendo la misma composición, nos entrega todo lo que promete pero en mayor cantidad, más de lo mismo totalmente incrementado y con todo lo que ello conlleva; aspectos positivos como aspectos carentes o repetitivos.

Después de un arranque prometedor, la cinta empieza un poco desorientada, como rara, me explico… durante casi la primera hora y media (debido a la larga duración de la cinta las distancias son más largas), Michael Bay se nos muestra algo desorientado, como desganado, mareando al espectador con su duda, como si no supiera atribuirse un rumbo fijo para contradictoriamente no caer en tierra conocida, como queriendo  mostrar agua limpia de ese lavado que ya conocemos o como si hubiera aceptado esta cuarta entrega por compromiso o a regañadientes.

Toda la narración inicial se desenvoltura de un modo mucho más lento de lo habitual y el espectador  se pregunta si es necesaria una presentación tan larga entre los personajes y sus respectivas situaciones, ya que los estereotipos ya nos son bastante conocidos por todos; por tanto creemos que la complexión de sus personajes no necesita explicación alguna o algo menor a modo de introducción hubiera bastado; todo está visto miles de veces pero se perdona.

Echamos en falta la post pubertad enérgica de Shia Lebouf ya que Mark Whalberg cumple con su cometido pero hablamos de esos actores que tiene nombre pero le faltan expresiones o movimiento en sus músculos faciales, son ese tipo de actores con un perfil archiconocido en la que él mismo se interpreta sea el papel que sea, con una personalidad de fábrica, repetida en cada una de sus películas, cual fórmula concreta, como le sucede por poner a modo de ejemplo a artistas como Jonny Deep, lo que antes era algo interesante y con personalidad ahora forma parte de la industria fotocopiadora o parte de la clonación interpretativa.

Los primero pasos de la historia están bien ubicados pero nos parecen un poco extraños, hasta monótonos cuando no hay robots cerca, dejando así un vacío demasiado grande con inclusión de grandes dosis de relleno; todo se vuelve un poco minimalista en todos los sentidos, como si de alguna manera aun nos encontramos en el plató de “Pain & Gain” (y no nos suena a una comparación absurda del todo).

 Claramente si Michael Bay quiere vincularse a alguna entrega más en un futuro inminente (al acabar el metraje creemos que sí) entendemos que el ”crecendo” es necesario más que nunca, aun así pensamos que no hace demasiado honor a la tetralogía hasta hoy vista.
Pasado ya este lapsus temporal durante la película, Bay encuentra la silla de director con su estilo de siempre y nos otorga una montaña rusa personalizada hasta el final, de la que acabareis agotadísimos por decirlo suavemente.

Visualmente única, exhausta, excesiva, speedica, estrafalaria y hasta a veces grotesca hasta cierto punto. Sinceramente se echa en falta el ritmo más pausado de los primero compases que continuaron  en la segunda y se aceleraron mucho más en su tercera entrega.

Como en todas las cintas de este realizador que surgió claramente de la fotografía y se alimentó de la MTV,”La era de la extinción” muestra una imagen digital que supura al cien por cien, con retoques por todos los lados, tanto en colores como en otras composiciones más complejas adjuntado un sonido realmente apabullante e introduciendo algunos planos con unas ideas francamente buenas.

Sabiendo de antemano que la cinta no te da un minuto de respiro en cuanto despega, ya es de imaginarse que no hay tiempo para aburrirse en el sentido que lo que vemos nos puede gustar más o menos pero no nos dejara indiferentes.

Bay logra ampliar su particular universo con una trama argumental bastante elaborada, hasta podríamos decir que un poco enrevesada; aspecto que un redactor aquí presente agradece.

El problema de esta saga es que cada episodio que sucede, baja un escalón por debajo, pierde algo de alma, personalidad propia y falta de épica; todo este conjunto se ha ido desvaneciendo a ritmo lento por el camino como agujeros propios de un reloj de arena, y tal vez a pesar de su esfuerzo por encontrar el camino adecuado adjunto a nuevas posibilidades, éste es el capítulo en que más lo notamos.

Las coreografías en producción son casi todas por no decir la mayoría repeticiones o “refritos” de lo ya visto en su momentos de esplendor  y por momentos se alcanza el tedio debido a su pecado más grande, pero ya rasgo habitual de la casa; su excesivo metraje.

A pesar de que la historia se esfuerza en mostrarse algo más adulta y seria (y sinceramente lo consigue), nos seguimos encontrando con esos  avistamientos infantiles tanto en situaciones rocambolescas, diálogos o en personajes con sus respectivas personalidades.

A destacar la mejor secuencia para un servidor, el tramo correspondiente a China en un claro homenaje atemporal, comercial, cultural y de éxito sobre la franquicia sobre el continente asiático.

En definitiva, la cuarta entrega de Transformers se ha convertido en lo que va de año en la cinta más rentable del momento aunque no logre convencer  a todo el mundo por igual y hasta pierda adeptos, y sabiendo de antemano que solo se ha estrenado en medio globo hay ya oficialmente anunciada otra entrega por que algún día fue y sigue siendo una de las sagas con  una filosofía y unos inicios totalmente espectaculares, de la que un servidor seguirá por el momento, pero tal vez ya no con los mismos ojos.

'Transformers: La era de la extinción' (Transformers: Age of Extinction) llegará a las carteleras el 8 de Agosto.

Calificación: 6,9/10.

Gracias a Paramount Pictures por invitarnos a su pase de prensa.


Crítica de Jordi Sánchez.



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