La Necesidad De Lady Henderson

En una de las mejores secuencias de la espléndida "Orgullo y Prejucio", la joven Elizabeth contempla emocionada y también excitada, una serie de esculturas en marmol blanco que representan diversos cuerpos de hombres y mujeres desnudos. Los dedos de la inocente Lizzie recorren la piel de mármol hasta toparse con un busto de Darcy. Es una escena de un alto contenido sensual y lo más próximo al orgasmo o el éxtasis que vamos a ver en la película, por motivos obvios de protocolo y de época. Estamos a mediados del siglo XIX y salvo en los museos, es difícil ver mujeres (y hombres) desnudos. Un siglo mas tarde, Lady Henderson, una acaudalada viuda decide invertir sus últimos años de vida en restaurar un viejo teatro y provocar a los habitantes del Londres de entreguerras con eso que nunca se han atrevido a mirar: Tetas. Tetas sobre un escenario de su Majestad. Quizás hoy día, en el que a golpe de ratón puedes acceder a cualquier tipo de variante o perversión sexual, las cuitas de Lady Henderson y sus seguidores se antojen ridículas o trasnochadas, pero nada mas lejos de la realidad. Cuando la sociedad en la que vivimos, en pleno siglo XXI, se conmociona ante la visión del pezón de una cantante de moda en mitad de una actuación por televisión, cuando los cines de Utah vetan películas como "Brokeback Mountain", cuando los Rolling Stones aceptan la censura de sus propias canciones para tocar 20 minutos en el intermedio de la Super Bowl, personajes como Lady Henderson son mas necesarios que nunca. Por eso, una película a priori azucarada y con olor a naftalina como "Lady Henderson Presenta" se revela como un eficaz, divertido y actualísimo alegato a favor de la libertad artística y de expresión.

Stephen Frears,que lo mismo te realiza una película tan oscura y enfermiza como "Dirty Pretty Things" como te traslada al varietes del West End de los años cuarenta, alecciona a través de solventes números musicales, con las dosis justas de sarcasmo y acidez y sorteando como puede el ternurismo sobre la hipocresía de aquellos que se escandalizan en público y actuán de un modo absolutamente opuesto en su vida privada.

Que falta nos hace Lady Henderson hoy día.Que bien que lo hace Judi Dench!

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