Hombres Lobo, Científicos Locos y Criaturas del fondo del Lago...
"¿Qué sabrán ellos de sentimientos?" se preguntaba Skancia en su blog a propósito del gremio de críticos reunidos del Fotogramas y la calificación otorgada a la película "Cursed: La Maldición", enésima resurreción de la variante licántrope dentro del género del terror (adolescente, para mas señas). Cuánta razón tiene Skancia. ¿A caso los reverendos del Fotogramas no han crecido asustándose con las garras de Freddy Krueguer?. Supongo que no, claro. Puede que ahí se construya la base del abismo generacional que por lo menos hacen irreconciliables las diferencias entre Skancia y Fernando Méndez Leite, por ejemplo. Diferencias a parte, no entiendo que es lo que impide a una persona disfrutar al mismo tiempo, aunque con distinta intensidad (eso sí), de una película de los hermanos Dardenne y una de Wes Craven, por ejemplo. "Cursed: La Maldición" es un entretenimiento que tiene asumida su condición como tal y a la que saca partido desde el principio, evidenciando los tópicos a los que sobrevive con soltura a pesar de caer en todos ellos. A la falta de jovencitas y jóvenes bien hormonados, y la preocupante falta de hemoglobina, "Cursed: La Maldición" es una de esas películas de serie B, con las que los domingos son más domingos que cualquier otro domingo. Una película con la que disfrutas del susto sin sentirte estúpido por ello. A fin de cuentas, ¿cuántas décadas han pasado hasta que las películas con hombres lobos, científicos locos, criaturas del fondo del lago o fantasmas enmascarados hayan pasado a ser clásicos?. James Whale siempre renegó del "Frankenstein" que inmortalizó a Boris Karloff y hoy día es un icono de nuestra cultura popular. No en vano, buena parte de la parte final de "Cursed: La Maldición" transcurren en un restaurante, suerte de cámara de los horrores donde se levantan una serie de sets con los mejores monstruos de la Universal y otras extravagancias; otorgándole a la familia Channey el puesto que merecen.
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