La Luna De Meliés Y El Caudillo de Basilio Martín Patino

El cine tiene a veces la cualidad de hacerte recordar cosas que no has vivido. George Meliés, fundamentó los cimientos de la ficción en 1902 cuando se inventó a los selenitas y dibujó ojos a la luna en la fundacional "Viaje A La Luna" y nos aproximó a la noción de lo imposible. Paralelamente los hermanos Lumiere realizaron la primera película documental de la historia, al retratar en un plano fijo general la llegada de un tren a su estación. Cuando el 20 de julio de 1969 Neil Armstrong pisó la superficie de la Luna la ficción dió un vuelco. Se había vuelto real. Si bien no había indígenas selenitas, la noción de lo real se impuso al ideario imaginario del que se había alimentado el cine y la literatura hasta entonces y para siempre. En cierto modo, sentenció a muerte a la ficción dando paso a lo que hoy podríamos entender como falso documental. Un falso documental de nuestras vidas, miserias, comedias, sueños, persecuciones, relaciones sentimentales y prácticas sexuales. Englobo en este "término" a todos los géneros cinematográficos, desde el melodrama al western. Supongo que Basilio Martín Patino estará de acuerdo conmigo.


Basilio Martín Patino ha venido desarrollando desde los últimos años del franquismo hasta nuestros días una personalísima obra cinematográfica, basada en la reconstrucción histórica de su propia memoria. Contaba Patino en el coloquio posterior a la proyección de "Caudillo", dentro de una retrospectiva del cine de la Transición organizada por la Filmoteca de Catalunya, que el cine le había ayudado a descubrir en su adolescencia la realidad en la que había vivido. Indagando en los archivos de las filmotecas de toda Europa, Patino se encontró con un Caudillo de cartón piedra, ridículo y amanerado y así lo mostró al mundo. Bueno, al mundo que le dejó mostrarlo. Patino declaró que no cree en ninguno de esos falsos documentales que tanto proliferan hoy día, argumentando que todo, incluso los trabajos mas rigurosos como el suyo, son por supuesto grandísimas mentiras. Mentiras que parten de la interpretación personal y por supuesto, la manipulación inevitable que el artista hace de unos hechos o un personaje. Es algo inevitable y forma parte del elemento fabulador de todo autor. Cuando Meliés imaginó la luna mucho antes de que Armstrong la pisara, tenía la libertad creativa de colocarle ojos. Después, inevitablemente, todo cambió.

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