El Errante Miyazaki

Por miopia, por problemas de fechas, por cuestión de subtítulos, por culpa de Walth Disney o simplemente por pura estupidez, todavía no se ha estrenado en nuestro pais la última maravilla que ha engendrado Hayao Miyazaki, "El Castillo Errante de Howl". Hay que acudir a redes ilegales para poder disfrutar de una copia mas o menos condiciones de esta película realizada en 2004 que cuenta el terrible y emocionante viaje de una niña que por efecto de una extraña maldición se convierte en una agonizante anciana. Miyazaki reincide en los paisajes conocidos que recorrimos con Chihiro pero matizando en esta nueva entrega el acento de su discurso, construyendo una profunda y efectiva metáfora sobre el sin sentido de la contienda, las bombas, la destrucción y el odio. Como todo cuento que se precie, "El Castillo Errante de Howl" tiene su moraleja, que en este caso nos alecciona no solo sobre los horrores de la guerra; también sobre la fatalidad y lo caprichoso de nuestro destino. Miyazaki recurre a una serie de personajes perfectamente construidos, testigos atónitos de unos cielos surcados por naves monstruosas que amenazan los paisajes idílicos de nuestra infancia, de nuestra memoria. No escatima el director de "El Viaje de Chihiro" recorridos en el tiempo, desbordando fantasía a raudales y sorprendiendo al espectador mas curtido con estimulantes giros argumentales y fisionómicos. Como un gran torsy-turvy atestado de romanticismo y valor. Para un espectador como yo, acostumbrado a los trazos perfectos de la animación Disney y ahora, mal acostumbrado a la frialdad del 3D mal hecho, tengo que admitir las dificultades a la hora de entrar en el lenguaje visual y corporal de las creaciones de Miyazaki, pero al final termina imponiéndose la cordura y no tardas mas de tres minutos en sumergirte de lleno en el mundo de terrible fantasía de Howl. Mientras que una película como "El Castillo Errante de Howl" continúa sin encontrar fecha de estreno, nuestras carteleras siguen llenándose cada fin de semana de productos de ínfima calidad que dificultan el rastreo de buenas historias, miradas distintas a las de los demás.


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