Un Billón Con B de Dólares



Mientras el mundo del espectáculo comienza a orbitar alrededor de las docenas de premios que se comienzan ya a anunciar, nominar y entregar, la industria se despertaba hoy conmocionada por la compra de la Dreamworks de Steven Spielberg por los estudios Paramount. No sabía que estaban tan mal, me comentaba hace unos minutos Manu. Yo tampoco. De la venta se desmarca la división de animación, que tan buenos resultados ha dado con la saga de Shrek, Madagascar este mismo año y en menor medida, con los productos Aardman y que continuará ahora por solitario. La prensa lo rotula a grandes titulares como el fin del sueño independiente, pero en realidad, Dreamworks nunca fue independiente de nada. El macroestudio, que ramificaba su presencia en el mundo de la música, internet, los videojuegos y la televisión además del cine, pretendía dejar su huella en la historia produciendo películas que perduraran y realizadas al modo de los estudios clásicos. Un billón y medio de dólares han hecho despertar del sueño a Spielberg y compañía. Paramount se queda con el catálogo con cerca de setenta películas, dos de ellas con Oscars como son "Gladiator" y "American Beauty" y se hace un poco mas grande. Al margen de todas las connotaciones que tiene esta compra-venta, la que mas me inquieta es la globalización que también se está haciendo con el mundo del cine. Cada vez hay menos miradas individuales y cualquier atisbo de crecer en alguna dirección que se desmarque de lo establecido en producción, realización, etc. termina siendo censurado, aniquilado o en este caso, comprado. Comprado por un billón con b de dólares, pero vendido al fin y al cabo.

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