El tamaño natural de Juliette Bioche


Recibo un mensaje de Antonio preguntándome por la hora del siguiente pase de "Ninette". Le digo que a las nueve y me responde diciéndome que a las menos diez se pasará por el cine. Antonio aparece mas o menos puntual. Le veo aparcar su moto. LLeva la misma ropa de ayer, cuando vino a ver con sus hermanos pequeños "Charlie y la Fábrica de Chocolate". Entra con un vaso de cartón de Coca-Cola lleno de whisky. Dice que desde la última vez lo que ví, todavía no durmió. Le respondo que "Ninette" es la película perfecta para su situación. A Antonio, que que es uno de esos tipos extraños a los que le gustó "Tiovivo C. 1950" y que todavía consideran a Jose Luis Garci como un gran director, le sonó a desafio, pero la verdad es que terminó saliéndose de la sala con un pretexto no del todo creíble. Poco después de marcharse, Juan Eloy, descubrió que habían robado la guía publicitaria de la película que tenemos colada sobre el número de la sala. Todas las sospechas inmediatamente recayeron en Antonio. Normal. A su lamentable estado físico, habría que añadir su evidente embriaguez y claro está, su devoción carnal hacia la figura de Elsa Pataky. Juan Eloy, avalado por sus cinco años como taquillero y portero y acomodador ocasional, en todo un alarde de previsión, supo en su día que esa guía publicitaria tenía sus días contados y con tal motivo, hizo a tiempo un cartel de banquillo con el título de la protagonista. En el fascinamente mundo de los afiches cinematográficos, nunca se sabe muy bien a manos de quien van a parar pero casi todos terminan desapareciendo. Alguien que un descuido se hace con el tamaño natural de Jessica Alba en "Sin City", otro que separa a Angelina Jolie del Brad Pitt de cartón de "Sr. y Sra. Smith". Muchos terminan en un contenador de reciclado y los afiches mas feos, esos que no quiere nadie, se amontonan en una enorme caja de cartón, en el cuarto de limpieza. Hace unos años, también yo intenté llevarme a Juliette Binoche a casa. Fue a la salida de "Alice y Martín" de André Téchiné, en los cines Aliatar de Granada. Parecía fácil y comencé a levantar el fiso mientras B. vigilaba. Por supuesto, me pillaron. B. resultó ser una vigilante nefasta y el portero amablemente nos increpó que "eso no se hacía". Finalmente, lo convencí para que me vendiera un afiche de sobra y por unas quinientas pesetas, me llevé a Juliette a mi dormitorio. Desde entonces, ahí sigue, sobre mi cabeza; y yo haciendo el esfuerzo por que esa mano sea la mía.

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