Los 127 Millones que separan al cine español de Hollywood

De vuelta a la cabina de proyección, con el portatil a cuestas, intentando dar forma a ideas imprecisas, con el sabor de los cortos de hace unas horas en Almería, esperando ganar con Félix pero sin creer en las quinielas. Ganará "Los Amargos Diecinueve" que para algo es la mas dulce y tiene el mejor título. Mientras el Jurado delibera, yo sigo poniendo películas. Hoy, cansado de tanta trascendencia, me he bajado a la sala 1 y me he aburrido de lo lindo viendo "Sahara". Mientras que el presupuesto medio de una película española es de dos millones y medio de euros (cifra realmente preocupante), alguien se ha encargado de dar ciento treinta millones de dólares al debutante Brick Eisner para dirigir una película de aventuras con tufo a serie B, que sin embargo está mas cerca de Jerry Bruckheimer que de Kevin Reynolds. Para entendernos. Solo Reynolds fue capaz de, además de de arruinar a Kevin Costner, hacer que una película de casi doscientos millones de dólares de presupuesto, como fue el de la muy vapuleada "Waterworld", luciera como si se tratara de una producción con mujeres prehistóricas de Roger Corman. A Eisner en cambio, le gusta mostrar en que se ha gastado cada centavo, pero, aunque hay secuencias decididamente espectaculares, hay algo que falla: sus héroes nunca evidencian el cansancio, sus heridas nunca sangran. Hasta Indiana Jones en su particular última cruzada sufría los achaques de la edad. Con muchísimo menos dinero (y cuando utilizo el superlativo lo hago a conciencia), Gerardo Herrero cuenta en "Heroina", la particular aventura de un grupo de mujeres que luchan con todas sus fuerzas y con todas las armas a su alcance contra el contrabando de droga en la Galicia de los años 80. Es otro tipo de aventura, quizá mucho mas peligrosa que la que emprenden los protagonistas de "Sahara", pero salpicada con la verdad que alumbran los rostros de un puñado de personajes a los que ves llorar, gritar, rabiar y perdonar. Dos tipos completamente distintos de entender y hacer cine, encontrados en una cartelera tan marciana como cabe esperar en estas fechas cargadas de comuniones y que esperan, como cada tarde, a que Gyrma abra la taquilla para que público del día del espectador decida si meterse en la sala 1 o la sala 5. El precio es el mismo, solo faltaba.

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