20 y tantos

He llegado una semana tarde a ver "Cosas que hacer antes de los 30". Yo ya los cumplí el domingo pasado de modo que por alguna extraña razón, cuando me metí en la sala a ver la película, en la última sesión, rodeado en efecto por veinteañeros a punto de cumplir los treinta (en serio), no pude por menos que sentirme desplazado. Normal. El extrañamiento sin embargo, no vino solo por la media de edad de la sala, me lo produjo sobre todo el retrato generacional que pretende hacer la película y en el que, a pesar de mis esfuerzos, no me llegué a reconocer ni un solo momento. No lo hice en la figura del capitán de equipo sorprendido por una paternidad que no sabe aceptar, ni en el músico bohemio con problemas paterno filiares, ni con el gay atrapado en el armario de los años de mentiras, ni con el padre de familia incapaz de terminar de construir la casa que un día prometió hacer para su mujer e hijos. Tampoco con el obseso sexual empeñado en participar en un trio, aunque solo sea para contárselo a sus amigos. Simon Shore, director de este episodio piloto para una serie de la BBC, recae en el arquetipo sin ahondar en cada uno de los traumas que plantea, potenciando la anécdota y alejándose del reciente cine social británico. A años luz de distancia de Ken Loach, Mark Herrman, Mike Leigh o Jim Scheridan, Shore sigue los dictados de la última comedia británica sin ser tan sofisticada como las películas de Richard Curtis e infinitamente menos ingeniosa. Afortunadamente, nada tengo que ver con los treintañeros empeñados en seguir viviendo los ventitantos.

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