Un Cervatillo irrumpiendo en una pista de Karts

Hace unos días comentaba la sensación de patas arriba que se tiene al entrar en la sección oficial de cualquier festival de cine. En este caso, Almería en Corto. Tiramos de acreditación y antes de volver a la cabina de proyección, nos metemos a ver la carta de hoy en 35mm. Un entremés de animación, de primero un drama infantil de cosecha nacional y seis minutos de cine local con ínfulas experimentales. De segundo algo de carne alemana y para rebajar otra entrega animada, esta vez patria. Como postre trece minutos de concienciación y entre todo ese galimatías de nacionalidades y momentos perdidos, un minuto; los sesenta segundos exactos que dura "Oh!, Dear", de Nicolas Provost. Este belga de 36 años, provocaba en la sala la consecuente perplejidad de una audiencia incapaz de leer algo que no esté escrito en el idioma de la tele-realidad. El trabajo de Provost es justamente eso, una estampida entre tanto convencionalismo, tanta linealiadad. Tienen que ser francotiradores como Provost, los que alerten sobre el estancamiento del cortometraje y sus distintas formas de expresión. Al termino de "Oh!Dear", Miguel me preguntaba algo desconcertado por el "mensaje" del cortometraje. No hay mensaje en el corto, Miguel, le digo ahora. Solo fascinación y sedución; aquella que te lleva a contemplar atónito, la belleza de un cervatillo irrumpiendo como una manada de elefantes, en una pista de karts.
La carta del día era: "The Raft" de Jan Thuring, "Siete" de Arturo Ruíz Serrano, " Fahrtwind" de Philipp Wolf, "Tadeo Jones" de Enrique Gato y "Little Terrorist" de Ashvin Kumar. También, "Le Chant des sirènes" de Omar Chraibi.

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