Especial festivales: Crónica del Festival de Sitges 2017: Día 7

Miércoles, 11 de octubre

Nos saltamos la matinal para descansar, algo necesario ante el día en el cual hemos visto dos de las mejores películas de esta edición. En Tramuntana vemos The erlprince (Kuba Czekaj, Polonia), dentro de la sección Noves Visions Plus. La obra combina la mitología del poema de Goethe Der Erlkönig (El rey de los alisos) con teorías sobre dimensiones paralelas y universos holográficos. Su premisa despierta mucho interés, pero su estructura narrativa dividida en capítulos (numerados con una cuenta atrás) hace del visionado algo ligeramente tedioso. Pues no es hasta su clímax que vemos algo realmente interesante y algo original... pero la espera no merece la pena.

Caminamos un poco para ir a hacer cola en Auditori, toca My friend Dahmer (Marc Meyers, Estados Unidos), de la sección Oficial Fantàstic Competició. Vemos la adolescencia del asesino en serie Jeffrey Dahmer, adaptando una novela gráfica escrita y dibujada por uno de sus compañeros de clase. La película pretende mostrar tanto lo bueno como lo malo que vivió el infame personaje. Sin embargo, en lugar de verle desde el punto de vista prometido (el de su compañero de clase), le vamos siguiendo a todas partes y somos testigos de su día a día. Sin ningún tipo de posicionamiento o discurso moral, la obra termina siendo un retrato sin más.


Mismo cine, misma sección. Toca una de las más esperadas: Laissez bronzer les cadavres (Hélène Cattet y Bruno Forzani, Bélgica y Francia). Una premisa tan sencilla como un tiroteo, fruto de un robo que casi sale bien, es desmontada y narrada a través de un montaje vertiginoso, un diseño de sonido estremecedor y un gran puñado de planos que van desde el clásico primerísimo primer plano del western hasta imágenes que remiten a los giallos de terror. La sala retumba entre disparos y temas de Ennio Morricone mientras Cattet y Forzani demuestran, de nuevo, su maestría a la hora de jugar con las herramientas cinematográficas.

Seguimos en Melià: volvemos a Tramuntana para ver otra película de la sección Oficial Fantàstic CompeticióSalyut-7 (Klim Shipenko, Rusia). Se nos vende como una espectacular aventura espacial con cuarenta minutos filmados en gravedad cero. Y picamos. La película está rodada en Rusia y su director nació ahí, pero estudió en Estados Unidos y su obra sigue el manual de los blockbusters que llevamos décadas viendo. Su guion tramposo, su música o su montaje nos recuerdan contínuamente a esos estrenos de verano que, precisamente en Sitges, no esperamos ver.

Para cerrar el día nos vamos de Melià y nos movemos hasta el centro de Sitges, a Prado, para ver la Seven Chances de hoy: Poesía sin fin (Alejandro Jodorowsky, Francia y Chile). Continuación directa de La danza de la realidad, esta parte retrata la adolescencia y juventud de Jodorowsky. Su puesta en escena es puro cine, pues el famoso psicomago se arma de numerosas técnicas narrativas para contarnos su vida mientras él mismo reflexiona acerca de lo que hizo, habla con su yo pasado y aprovecha la ocasión para disculparse y despedirse adecuadamente de aquellos seres queridos que dejó atrás.



Nos vamos a descansar habiendo visto un bello canto a la figura del artista, una película preciosa que, pese a estar cargada del ego de su autor, nos maravilla y emociona sin tenerlo como intención principal.

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