Especial festivales: Crónica del Festival de Sitges 2017: Día 8
Jueves, 12 de octubre
El nombre de Shojiro Nishimi, quien ha trabajado en Tekkonkinkreet (Michael Arias, Japón, 2006), nos arrastra hasta Prado para ver Mutafukaz (Run y Shojiro Nishimi, Francia), dentro de Anima't. Adaptación de una serie de cómics del otro co-director, Mutafukaz nos sitúa en una ciudad ficticia basada descaradamente en Los Angeles del videojuego Grand theft auto: San Andreas. A la mezcla se le añaden seres hecho de materia oscura con un plan para dominar el mundo. Y el resultado es una entretenida pero descafeinada película que se atasca entre lo juvenil y lo adulto. Pese a su pretensión de tratar algún que otro tema relevante, en seguida se pierde y va a lo que va: un humor ligeramente macarra y persecuciones casi vertiginosas.
Vamos a Retiro para volver a ver Laissez bronzer les cadavres y confirmar que estamos ante una de las películas del año. En su segundo visionado notamos que aunque no sea redonda, la suma de los trabajos de cinematografía, sonido y montaje, guiados por la pareja directora, es fruto de una planificación asombrosa.
En la misma sala vemos otra de Anima't, adaptación de una película de Shunji Iwai (del cual hemos visto, en esta edición, A bride for Rip Van Winkle): Fireworks, should we see it from the side or the bottom? (Akiyuki Shinbo y Nobukuki Takeuchi, Japón). Al poco de comenzar, sentimos peligrosamente que la obra es un intento de your name., el largo de anime del año pasado que arrasó en taquilla. Vemos un romance adolescente con un toque de fantasía espacio-temporal. Y tiene la oportunidad de enseñar algo a los más jóvenes, como no lamentarse por las decisiones elegidas y saber seguir adelante. Pero primero se queda corta y al final abandona la idea, apostando por un final feliz que concluye la historia adecuadamente, sin destacar. Aunque si hay que mencionar algo son las salidas de tono con chistes de índole sexual que todavía no entendemos por qué o cómo están ahí.
Para terminar, vemos la curiosa Arder (David González Rudiez, España) en la sala Tramuntana. Curiosa por su banda sonora: ni voces, ni música, ni efectos; solo silencio. Durante una hora seguimos a un misterioso personaje, con aspecto de vagabundo, deambular por un parque. Un simbolismo confuso y aparentemente incoherente nos acompaña mientras el personaje avanza en su críptica misión. Cuando termina, Arder queda en el recuerdo como una pieza algo arriesgada que consigue funcionar, pero se queda en poco más que eso.
Por hoy terminamos, a pesar de que nos perdamos proyecciones recomendadas como November, La piel fría, Errementari, Matar a Dios o Blade of the immortal. ¡Mañana más!
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