Crítica de Blade Runner 2049. Villeneuve cogiendo el testigo de Scott
¿Qué representa para un cineasta poder continuar una historia de
un film de culto como sería Blade Runner? El cine de culto de nuestros días, ha
llegado a su punto más álgido donde el cine actual (en relacion sobre todo a las majors) ha perdido ese carisma y
poder tan emblemático que traían antaño. Sus mensajes ahora resultan ser
repetitivos y arriesgarse no es una opción muy
elocuente en nuestros días.
Ya hemos sido testigos de cómo otros films de renombre han
intentado continuar su estela de culto y su camino les ha llevado directamente al desfiladero de los
films perdidos. Total Recall, Robocop, Indiana Jones, Star Wars… Y la lista continúa. Por ese motivo cuando iniciamos esta crítica preguntándonos ¿Qué representa para un cineasta poder continuar una historia de un film de culto como sería Blade
Runner? Deberíamos ser conscientes de que continuar una historia como esta, no requiere intentar copiar plano a plano lo sucedido en su predecesora (tal y
como en su día llevo a la perfección Haneke con su Funny Games). Tampoco que
los personajes deban ser calcados en su personalidad. Ni mucho menos que como
pasó en la última Star Wars… Que la historia se vuelva a repetir con la idea
simplemente de rendir un homenaje de dos horas, tal y como hizo J.J. Abrams.
Por suerte para el cine y sobre todo nosotros, los amantes
de este icono del género. Denis Villeneuve, director de Blade Runner 2049 no ha
intentado hacer un Abrams. Sino más bien un Villeneuve con esencia de Ridley
Scott. Demostrando porque sus trabajos en La llegada y Prisioneros, le han llevado le han llevado a la silla del director de este ambicioso regreso.
A día de hoy cuando ya miles de fans hemos visto críticas
del film, no podemos obviar el gran aire fresco que ha resultado comprobar que
Blade Runner 2049 funciona, pero no solo eso. Sino que además supera a su
predecesora. Y ahí ya es donde se adentraría el debate de esta película.
Todos conocemos (o deberíamos conocer) a Philip K. Dick. Él
solito creó básicamente a los robots que conocemos en el celuloide y quien de
sus manos salió la novela que inspiro a Ridley Scott dirigir esta maravilla del
séptimo arte que llegó a los cines en 1982. Por aquel entonces nuestra sociedad
era distinta, los ambientes distindian mucho de lo que es hoy en día y el cine entretenia a la par de que concienciaba. Nadie había visto nada como aquel Blade Runner, y tal fue su punto
vanguardista que pocos supieron en ese momento que estaban presenciando el
nacimiento de una película de culto. Ahora a unos pocos (cambios
generacionales) Blade Runner le podría resultar lenta, forzada, poco realista y sobre todo demasiado elocuente de lo que se está acostumbrado.
Pero aun así los que saben de buen cine, reconocen una genialidad cuando
le dan al play en sus televisores.
Por otro lado ahora tenemos Blade Runner 2049. Un film que llega con la estela de culto sin ni siquiera haberse estrenado por todo el
hype que ha generado y razón no le falta. El film respira esa esencia que se presenció
hace treinta y cinco años en los cines. Sus personajes siguen siendo fríos y
cálidos al mismo tiempo y la existencia humana sigue poniéndose en entredicho a
través de humanos y replicantes. Parte de culpa lo tiene esa gran simbiosis que
han formado Villeneuve / Scott en dirección y produccíon ejecutiva
respectivamente, de igual manera que han hecho el guionista Hampton Fancher que repite guion tres decadas despues, junto a Michael Green, responsable entre otras cosas de la sensacional Logan. A los que además habría
que añadir dos piezas más que se han juntado en este gran rompecabezas, que son
el compositor Hans Zimmer que siguiendo su estela de Dunkirk ha entregado otra
maravilla más sonora, y sobre todo al director de fotografía Roger Deakins,
quien nos ha entregado una de las maravillas visuales del año.
Estos componentes han conseguido que la magia y la esencia
de la original respire en todos sus poros. Todo ello redondeado con una aparición
estelar del buque insignia de esta historia, Harrison Ford.
Y a partir de aquí es donde entra la parte en discordia de esta disyuntura en la
que resulta complejo no comparar ambos metrajes, a pesar de no ser algo muy acertado. Ambas aportan historias
ligadas entre si y plantean de forma similar la esencia de que es
la vida y el sentimiento humano. Por su parte Scott lo hizo a su manera algo
tosca e inglesa que tan bien le sentó a la original, y Villeneuve ofreciéndonos
unas pausas mayores y una elegancia que se presenció débilmente en Blade
Runner.
Blade Runner 2049 basa su historia en un argumento generalmente solido. Vale que la historia del film, un poco se puede ir intuyendo a cada paso (pero sin exagerar), en cambio en ningún momento intenta explotar ese afán por meter guiños de la cinta original para deleite de los fans. Lo que es de bastante agradecer y salva a la película dándole su propia vida.
En resumidas cuentas. Blade Runner 2049 podría resultar
tediosa en algún momento que intentar se inteligente cuando el film necesita ir
a un enfoque más directo. Pero en general hablamos de una secuela muy digna y
un film independiente de la original bastante notable que nos enseña que aún hay esperanza en
el cine y que la dirección autoral ofrece atisvos de perdurar en las grandes producciones.
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