Los cuentos que contaremos



Ahora que la Disney ha cerrado su división de animación tradicional, ya comenzamos a echarla de menos. Lo leía en algún sitio a propósito de las excelencias técnicas de las nuevas películas en 3D. Este mismo fin de semana, Disney estrenaba en Estados Unidos "Chicken Little", su primera película de animación realizada íntegramente por ordenador, una vez formalizado el divorcio con Pixar, madre de sus últimos cinco éxitos de taquilla. Hace unas semanas se estrenaban en nuestro país dos muestras de animación alternativa, apadrinadas por dos grandes estudios. Warner Bros, confiaba en Tim Burton para que codirigiera "La Novia Cadáver" y Dreamworks volvían a hacerlo en Nick Park, tras el éxito de las gallinas de plastilina de "Chicken Run" con la puesta de largo de Wallace & Groomit. Los trabajos de Burton y Park son dos ejemplos perfectos de los imprevisibles derroteros de la animación.

El film de Nick Park, "Wallace & Groomit: La Maldición de las Verduras" es una propuesta dirigida a un público mas infantil, aunque la ocurrencia de sus protagonistas emocionarán de igual modo a los adultos que se atrevan a acompañar a sus hijos. Si bien la película aqueja cierta anemia argumental, Park defiende el largo formato con las ocurrencias de un conejo mutante adicto a los buenos quesos.
A Tim Burton se le achacó hace unos meses, con motivo del estreno de la estupenda "Charlie y la Fábrica de Chocolate" su incapacidad para volver a sorprendernos. Algo de eso hay también en "La Novia Cadáver", su nueva pieza de animación después de si emocionarnos en sus cortos "Vincent" y "Frankewinnie" y sobre todo, imaginando el mundo de "Pesadilla Antes de Navidad" de Henry Selick. Tiene "La Novia Cadáver" dos escenarios narrativos: el del mundo de los vivos, gris, opaco, estirado y sometido a la burocracia social y el mundo de los muertos, colorista, ruidoso, divertido y cargado de buena música. Burton vuelve a deslumbrar con su aparataje logístico. Aunque sus mundos nos son ya familiares (como lo son las notas de Danny Elffman), los volvemos a recorrer con idéntica emoción.
Las dos películas, como cualquier otro título, salen al mercado con su video-juego correspondiente, y su merchandasing oficial. Aunque Miyazaki continua con la tradición en animación, estoy seguro de que vamos a echar de menos los trazos de Disney en los cuentos que contaremos a nuestros nietos.

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