Danny Archer y Solomon Vandy, Aventureros
Durante una semana el buque Marine I ha permanecido anclado a 14 kilómetros de la costa de Mauritania con casi 400 inmigrantes a bordo. Zarparon de Costa de Marfil hace dos meses con destino a las Islas Canarias pero al ser interceptados por las patrullas aduaneras, han ido vagando de puerto en puerto en busca de asilo. No es una imagen nueva. Hace quince años, Gianni Amelio ficcionaba en "Lamerica" un viaje parecido. Un viaje hacia ninguna parte que revelaba las deficiencias humanitarias de una Europa incapaz de afrontar un fenómeno como el de la inmigración. En "Diamante De Sangre", último trabajo de Edward Zwick asistimos a un éxodo distinto, el de la riqueza de los paises subdesarrollados en este caso en forma de diamantes mientras los gobiernos del "primer mundo" fomentan, apoyan, intervienen en las interminables guerras civiles que asolan al continente africano.
A pesar de la introducción no quiero inducir al error de pensar que "Diamante de Sangre" sea una especie de drama social o político porque ambos conceptos se antojan incompatibles dentro de un producto como éste. Si atendemos a su trasfondo melodramático la película de Zwick funciona a tropezones. Como aquel que contrata un safari de lujo en el corazón de la sabana africana y le ponen la pieza delante de la mirilla. Zwick y DiCaprio nos muesran el conflicto desde la mirilla/objetivo de su rifle/cámara pero nunca se salen del itinerario turístico marcado. El esfuerzo no obstante es loable aunque lamentablemente su mensaje se antoje algo elemental. Con esta premisa y, si el espectador consigue deshacerse de la trascendencian con la que Zwick parece contar la historia, "Diamante de Sangre" se puede ver sin demasiados complejos.
Porque como verdaderamente funciona "Diamante de Sangre" es como película de aventuras. Para ello, los guionistas han creado a Danny Archer, interpretado por Leonardo DiCaprio, exsoldado nacido en Sudáfrica reconvertido en mercenario traficante de dimantes. Un verdadeo hijo de puta, que se inspira lejanamente en el Bogart de "La reina de África", el Clark Gable de "Mogambo" o el John Wayne de "Hatari!" por mencionar tres ejemplos que me asaltan la memoria en este momento y que enseguida se gana el afecto del espectador,vete tú a saber porqué. Archer, supeviviente nato al horror que le rodea, solo termina de definirse como personaje cuando entra en acción Solomon Vandy, secuestrado por el ejército de turno y esclavizado en las rías de diamantes de Siera Leona. Archer y Solomon, cada uno con intereses completamente opuestos pero al mismo tiempo dependientes el uno del otro, confeccionan una pareja de química extraordinaria cuyos desacuerdos (y deserciones) provocan los mejores momentos de la película. Juntos recorren un continente en venta, donde las grandes compañías internacionales se llevan la mejor parte del pastel, revelación que no les pilla de nuevas a ninguno de los protagonistas pero de la que si llegan a ser conscientes a lo largo de su viaje en busca de un diamante blanco, suerte de quimera imposible en la que descansa el hipotético bienestar de Archer y Vandy.
Los peros son numerosos y atañen a su aparato político (ya resaltado al principio) y en concreto al personaje que interpreta Jennifer Connelly, una reportera estadounidense encargada de sacar lustre a la conciencia embarrada de Archer. La realización de Zwick es impersonal pero aséptica. Su ficha técnica en cambio es impecable, desde la fotografía, al sonido o el montaje (todos nominados a los Oscars). La película no ha terminado de funcionar en la taquilla, entre otras cosas porque ha sido vendida como una especie de "Hotel Rwanda" a lo grande, cuando tendrían que haber buscado a sus espectadores entre los amantes de los seriales de aventuras y el mas entretenido cine de acción. Lecciones de marketing a estas alturas.
A pesar de la introducción no quiero inducir al error de pensar que "Diamante de Sangre" sea una especie de drama social o político porque ambos conceptos se antojan incompatibles dentro de un producto como éste. Si atendemos a su trasfondo melodramático la película de Zwick funciona a tropezones. Como aquel que contrata un safari de lujo en el corazón de la sabana africana y le ponen la pieza delante de la mirilla. Zwick y DiCaprio nos muesran el conflicto desde la mirilla/objetivo de su rifle/cámara pero nunca se salen del itinerario turístico marcado. El esfuerzo no obstante es loable aunque lamentablemente su mensaje se antoje algo elemental. Con esta premisa y, si el espectador consigue deshacerse de la trascendencian con la que Zwick parece contar la historia, "Diamante de Sangre" se puede ver sin demasiados complejos.
Porque como verdaderamente funciona "Diamante de Sangre" es como película de aventuras. Para ello, los guionistas han creado a Danny Archer, interpretado por Leonardo DiCaprio, exsoldado nacido en Sudáfrica reconvertido en mercenario traficante de dimantes. Un verdadeo hijo de puta, que se inspira lejanamente en el Bogart de "La reina de África", el Clark Gable de "Mogambo" o el John Wayne de "Hatari!" por mencionar tres ejemplos que me asaltan la memoria en este momento y que enseguida se gana el afecto del espectador,vete tú a saber porqué. Archer, supeviviente nato al horror que le rodea, solo termina de definirse como personaje cuando entra en acción Solomon Vandy, secuestrado por el ejército de turno y esclavizado en las rías de diamantes de Siera Leona. Archer y Solomon, cada uno con intereses completamente opuestos pero al mismo tiempo dependientes el uno del otro, confeccionan una pareja de química extraordinaria cuyos desacuerdos (y deserciones) provocan los mejores momentos de la película. Juntos recorren un continente en venta, donde las grandes compañías internacionales se llevan la mejor parte del pastel, revelación que no les pilla de nuevas a ninguno de los protagonistas pero de la que si llegan a ser conscientes a lo largo de su viaje en busca de un diamante blanco, suerte de quimera imposible en la que descansa el hipotético bienestar de Archer y Vandy.
Los peros son numerosos y atañen a su aparato político (ya resaltado al principio) y en concreto al personaje que interpreta Jennifer Connelly, una reportera estadounidense encargada de sacar lustre a la conciencia embarrada de Archer. La realización de Zwick es impersonal pero aséptica. Su ficha técnica en cambio es impecable, desde la fotografía, al sonido o el montaje (todos nominados a los Oscars). La película no ha terminado de funcionar en la taquilla, entre otras cosas porque ha sido vendida como una especie de "Hotel Rwanda" a lo grande, cuando tendrían que haber buscado a sus espectadores entre los amantes de los seriales de aventuras y el mas entretenido cine de acción. Lecciones de marketing a estas alturas.
Es una gran pelicula. La perspectiva de aventuras es lo que hace que el.espectador sepueda relajar frente aldrama como dices. Y tb es cierto lo k dices sobre los momentos acher-solom
ReplyDeletepero creo k el drama sigue estando por encima de la aventura.
No sabia k su exito en taquilla no haya sido el esperado. Pero creo k el marketing hace tiempo k esta perdiendo el sentido. Y es dificil encontrar las mejores peliculas entre las mas taquilleras.
Es una gran pelicula. La perspectiva de aventuras es lo que hace que el.espectador sepueda relajar frente aldrama como dices. Y tb es cierto lo k dices sobre los momentos acher-solom
ReplyDeletepero creo k el drama sigue estando por encima de la aventura.
No sabia k su exito en taquilla no haya sido el esperado. Pero creo k el marketing hace tiempo k esta perdiendo el sentido. Y es dificil encontrar las mejores peliculas entre las mas taquilleras.
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