Que grande Russell Crowe vendiendo "Robin Hood" por donde va cantando Beautiful Girls
Por algo Russell Crowe a sido uno de mis actores favoritas tanto dentro como fuera de los escenarios, y es que Russell Crowe uno de esos tipos duros a los que no les importa el qué dirán. Tan pronto tira lo primero que encuentra a la cabeza del que se cruce en su camino como se monta un 'show' musical en plena calle. Así se pudo ver al actor neozelandés haciendo gorgoritos con su profunda y particular voz en la capital italiana ante un numeroso grupo de sorprendidos turistas, que no daban crédito a lo que allí se había montado. Un concierto por sorpresa en la escalinata de la plaza de España de Roma es lo que les preparó Russell Crowe para que pudieran contarlo con todo lujo de detalles a su regreso a casa. El protagonista de "Gladiator" estuvo arropado por su banda, compuesta por algunos de los actores que le acompañan en su última película, 'Robin Hood'. «Os presento a Merry Men», adelantó para romper el hielo. «Queremos que escuchéis un poco de música», propuso después, ante la atónita mirada de los paseantes que pretendían inmortalizar su estancia en la ciudad eterna fotografiándose en uno de sus paisajes más concurridos. Sin embargo, Crowe tenía otros planes para ellos. Durante cerca de quince minutos y acompañados por tan sólo una guitarra, los "Merry Men" interpretaron algunos de sus temas. Se atrevieron con una balada folk e, incluso, con una versión de 'Man in the Mirror', de Michael Jackson. Cabe decir que la actuación recibió una fuerte ovación por parte de los allí apostados. Eso sí, al actor le costó bastante salir de su habitual papel de hombre duro y frío y se pasó la mayor parte del concierto con las manos en los bolsillos, como si la cosa no fuera con él. Al resto de la banda -los actores Alan Doyle, Kevin Durand y Scott Grimes- se les veía más animados. 'Beautiful Girls' despertó al neozelandés, que pidió palmas al público y hasta esbozó una sonrisa. El intérprete llegó a la capital italiana después de su paso por Cannes, donde presentó la última versión de "Robin Hood", dirigida por Ridley Scott. Acompañado de su familia visitó el Coliseo y allí charló animadamente con el futbolista Francesco Totti, capitán de la Roma, y coincidió en un restaurante con Anthony Hopkins, que rueda en la ciudad unas escenas de su último trabajo. El tour por Europa no le está yendo mal a Crowe, de quien se habla más por sus arranques de mal genio que por la fama de sus películas. Aunque con 'Robin Hood' se está cubriendo de gloria. Acaba de estrenarse y todo son alabanzas por su interpretación del héroe legendario. Un papel que, dicen, está hecho a su medida. Normal, siendo la quinta colaboración entre el neozelandés y Scott, que son como uña y carne desde el rodaje de "Gladiator". Y, por si fuera poco, ha conseguido ser profeta en su tierra de adopción, Australia, donde, desde la semana pasada, los envíos postales llevan su cara para homenajear su talento. Por algo Russell Crowe, el tipo duro de Hollywood, es el hombre de las mil caras. Campechano, apacible y sereno siempre que nadie le moleste, pero furibundo si lo hacen. Como cuando, hace tres años, fue detenido tras lanzar sin miramientos su móvil al recepcionista de un hotel. La discusión comenzó cuando el actor intentó sin éxito llamar a su esposa. No le sentó nada bien y se puso hecho un basilisco.
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