La decisión de Warner Bros de retrasar el estreno de "El Caballero Oscuro" hasta el próximo 13 de agosto, casi un mes después de su arrollador debut en las pantallas americanas (y de medio planeta) ha suscitado la indignación de freaks, fans ocasionales y supongo que también del gremio de exhibidores. Países como Líbano, Polonia o Turquía estrenarán antes que España la esperadísima cinta de Cristopher Nolan. Aunque las tácticas de Warner obedezcan a otro tipo de intereses y que a todas luces "El Caballero Oscuro" no tendrá problemas de distribución, este retraso pone de relieve un poco de rebote, el desolador panorama de la distribución en nuestro país. La proliferación de multisalas de extraradio unida a la progresiva desertización de salas en los centros urbanos, el cambio en el hábito y los modos de consumo de películas, también la piratería, la incultura y la televisión está radicalizando los modelos de explotación. La exhibición se está concentrando en una serie de grupos empresariales que controlan y deciden los paquetes de títulos que vemos. Ante el panorama Yelmo, un grupo diminuto de distribuidoras kamikazes y pequeñas salas de arte y ensayo y versión original operan casi de forman clandestina en las grandes ciudades, mientras el resto del país se convierte en un secadero fílmico donde ver una película que no haya parido Stan Lee es un imposible.
El panorama es tan desolador que películas de autores como Emir Kustorica tardan un año en llegar a proyectarse mientras otros, como Gus Van Sant, Wong Kar-Wair, Nanni Moretti o el padre del cine contemporáneo, Francis Ford Coppola todavía están en lista de espera. Desde aquí vamos a lanzar una llamada de socorro; vamos a levantarnos de nuestras butacas, vamos a patalear, a poner los pies en la butaca de enfrente, a encadenarnos a las puertas del Cine Doré, vamos a boicotear a LolaFilms (le tengo manía a Andrés Vicente Gómez) y a todas las películas de Jackie Chan (y lo que ello representan). Vamos a reivindicar el cine como autoría y como entretenimiento, como alternativa, como ventana insólita, como tiro en el estómago, como mandíbula batiente, como ruido, antiestamínico, sordera. Que Jason Bourne protagonice la próxima película de Andrei Zvyagintsev.
La decisión de Warner Bros de retrasar el estreno de "El Caballero Oscuro" hasta el próximo 13 de agosto, casi un mes después de su arrollador debut en las pantallas americanas (y de medio planeta) ha suscitado la indignación de freaks, fans ocasionales y supongo que también del gremio de exhibidores. Países como Líbano, Polonia o Turquía estrenarán antes que España la esperadísima cinta de Cristopher Nolan. Aunque las tácticas de Warner obedezcan a otro tipo de intereses y que a todas luces "El Caballero Oscuro" no tendrá problemas de distribución, este retraso pone de relieve un poco de rebote, el desolador panorama de la distribución en nuestro país. La proliferación de multisalas de extraradio unida a la progresiva desertización de salas en los centros urbanos, el cambio en el hábito y los modos de consumo de películas, también la piratería, la incultura y la televisión está radicalizando los modelos de explotación. La exhibición se está concentrando en una serie de grupos empresariales que controlan y deciden los paquetes de títulos que vemos. Ante el panorama Yelmo, un grupo diminuto de distribuidoras kamikazes y pequeñas salas de arte y ensayo y versión original operan casi de forman clandestina en las grandes ciudades, mientras el resto del país se convierte en un secadero fílmico donde ver una película que no haya parido Stan Lee es un imposible.
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