Ahora Que El Mundo Entero Ha Olvidado A Mulder & Scully
Las primeras cifras de taquilla han confirmado que el mundo entero ha olvidado a Mulder y Scully. Los que fueron los dos personajes televisivos mas famosos de la década de los 90, menos de una década después rezuman un decadente expediente financiero motivo último (sospecho) de esta ¿innecesaria? secuela. O dicho de otra forma: nadie había pedido una nueva película de "Expediente X". Chris Carter, creador de la serie al parecer no ha pensado lo mismo.
Por mucho que me empeñe, no puedo sentirme decepcionado. Nunca fui un fanático del original televisivo, pero recuerdo emocionarme con alguna temporada y vivir con especial interés el tira y afloja sexual entre Gillian Anderson y David Duchovny. La primera película fue especialmente frustrante a todos los niveles. Hubo extraterrestres, pero nada de beso. En "X-Files: Creer es la Clave" ocurre justamente lo contrario. Hay besos, muchos, y ni rastro de entelequias espaciales. Carter parece mas preocupado ahora por los monstruos que habitan entre nosotros, que aquellos que vienen del espacio exterior. Este es el principal punto y a parte (y motor fundamental para la decepción de freaks y nostálgicos) de esta nueva etapa. Luego esta la la relación entre Mulder y Scully.
En plena fiebre por readaptar, modernizar y remakear todo aquello que apeste a franquicia y saqueo emocional, Chris Carter en un alarde de cordura decidió que sin Duchovny y Andersen no había película. Todavía es demasiado pronto para que Jessica Alba y Josh Duhamel hagan las veces de Mulder y Scully (tiempo al tiempo) y consciente de ello, esta nueva secuela cinematográfica centra su armazón dramático en el pasado y el presente emocional de la pareja. Y el reclamo funciona. La puesta a punto chirría pero Carter se la juega todo a una carta. Los encama y los pone a reflexionar sobre un pasado inédito que se revela imperfecto y jugoso y que propicia que Mulder se vuelve a internar en la oscuridad de un último caso. Como Bergman pero con Mark Snow de fondo (por cierto, la banda sonora con ecos a James Newton Howard, genial, ¿eh, Manu?). La intriga de fondo no es mas que un formidable McGuffin para apuntalar la relación entre los dos, ponerla a prueba, desafiarla y hacerla evolucionar hacia un nuevo estado de espiritualidad. Creer es la clave. Creer a pesar de que el mundo te diga lo contrario. Creer en la persona que tienes a tu lado y ayudarla a salir de la oscuridad.
Carter y los propios protagonistas tienen todavía tiempo para tomarse a cachondeo sus propios roles (a la secuenca post títulos de crédito me refiero) y relativizar con ello todo lo escrito anteriormente. LLega un momento entonces en el que el caso queda resuelto, el asesino entre rejas o acribillado, la víctima salvada en el último momento y llega finalemente el momento de volver a casa. Ese es el principal logro y el mayor valor de esta secuela; ver que ocurre entonces (que ocurrió cuando todo acabó), cuando apagas las luces y Scully te espera en la cocina con una taza de té, te pregunta que tal el día y te da un beso en los labios.
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