Las Trampas De Cristopher Nolan
Todo truco de magia consta de tres partes. La primera te presenta un objeto ordinario, que todos somos capaces de reconocer. En la segunda ese objeto desaparece ante nuestros ojos. Pero hacer desaparecer algo no es lo importante. Lo que de verdad tiene mérito es hacerlo aparecer de nuevo. En eso consiste el "prestigio". Es el asombro. Es la pregunta que te haces después de ver algo extraordinario: ¿cómo lo ha hecho?.
Todos de un modo u otro, seamos magos o no, buscamos nuestro prestigio particular. Ya sea en nuestra profesión, en nuestro día a día con los demás o incluso dentro de nuestras relaciones personales. Por eso funciona tan bien una película como "El Truco Final", porque busca ese "prestigio" mas allá del alarde técnico. Lo busca en las vidas y las personalidades absolutamente opuestas pero complementarias de sus dos protagonistas: Hugh Jackman y Christian Bale.
Para conseguir llamar la atención, llegar a lo mas alto, rozar la eternidad, a veces no hace falta ser el mejor. Puedes robar las ideas a tus compañeros de trabajo, puedes ponerle la zancadilla a la bailarina que baja la escalinata, puedes intentar por todos los medios descurbrir el truco de tu rival, pero sobre todas las cosas, para poder llegar la cima, tienes que tener un antagonista que te lleve a ella. Da igual que éste sea mejor que tú. Lo sabes y sabes también que nunca podrás descubrir sus trucos, pero eso no quiere decir que no puedas ser el número uno.
En "El Truco Final: El Prestigio", asistimos a un formible duelo de magos. Por un lado Robert Angier (Hugh Jackman): encantador, bien parecido, con éxito pero falto de talento. En el otro lado esta Alfred Borden (Christian Bale): desalmado, oscuro, bordeando el fracaso, violento y con un asombroso talento para hacer de algo mundano algo extraordinario. La rivalidad entre ambos vertebra una buena parte del relato escrito por Cristopher y Jonathan Nolan a partir de una novela de Cristopher Priest, pero lentamente los Nolan van cambiando el discurso llevandolo hacia terrenos mas pantanosos donde se analiza la figura de ese antagonista que comentaba unas líneas mas arriba y que posibilita la existencia de los dos protagonistas.Todo lo demás es un juego de mentiras, zancadillas y trucos. Las mujeres que aman, los escenarios que pisan y los atentados que salpican sus actuaciones son tácticas de autodestrucción que inevitablemente los llevarán a la necesidad última de eliminar a su contrario.
El relato visual de Cristopher Nolan esta a la altura de un argumento tan apasionante. La fotografía de Wally Pfister, la estupenda banda sonora de David Julyan, la ambientación, vestuario, etc son elementos imprescindibles de los que Nolan se sirve para construir un artefacto fílmico de lo mas sugestivo, deliciosamente barroco, pero también inquietantemente oscuro y misterioso. Yo tengo que admitir que estuve enganchado desde el principio, recogiendo cada pista del caso con devoción y sin descifrar el enigma hasta el minuto final. Evidentemente, Nolan tiende sus trampas y lo bueno de una película como "El Truco Final" es caer en cada una de esas trampas.
Todos de un modo u otro, seamos magos o no, buscamos nuestro prestigio particular. Ya sea en nuestra profesión, en nuestro día a día con los demás o incluso dentro de nuestras relaciones personales. Por eso funciona tan bien una película como "El Truco Final", porque busca ese "prestigio" mas allá del alarde técnico. Lo busca en las vidas y las personalidades absolutamente opuestas pero complementarias de sus dos protagonistas: Hugh Jackman y Christian Bale.
Para conseguir llamar la atención, llegar a lo mas alto, rozar la eternidad, a veces no hace falta ser el mejor. Puedes robar las ideas a tus compañeros de trabajo, puedes ponerle la zancadilla a la bailarina que baja la escalinata, puedes intentar por todos los medios descurbrir el truco de tu rival, pero sobre todas las cosas, para poder llegar la cima, tienes que tener un antagonista que te lleve a ella. Da igual que éste sea mejor que tú. Lo sabes y sabes también que nunca podrás descubrir sus trucos, pero eso no quiere decir que no puedas ser el número uno.
En "El Truco Final: El Prestigio", asistimos a un formible duelo de magos. Por un lado Robert Angier (Hugh Jackman): encantador, bien parecido, con éxito pero falto de talento. En el otro lado esta Alfred Borden (Christian Bale): desalmado, oscuro, bordeando el fracaso, violento y con un asombroso talento para hacer de algo mundano algo extraordinario. La rivalidad entre ambos vertebra una buena parte del relato escrito por Cristopher y Jonathan Nolan a partir de una novela de Cristopher Priest, pero lentamente los Nolan van cambiando el discurso llevandolo hacia terrenos mas pantanosos donde se analiza la figura de ese antagonista que comentaba unas líneas mas arriba y que posibilita la existencia de los dos protagonistas.Todo lo demás es un juego de mentiras, zancadillas y trucos. Las mujeres que aman, los escenarios que pisan y los atentados que salpican sus actuaciones son tácticas de autodestrucción que inevitablemente los llevarán a la necesidad última de eliminar a su contrario.
El relato visual de Cristopher Nolan esta a la altura de un argumento tan apasionante. La fotografía de Wally Pfister, la estupenda banda sonora de David Julyan, la ambientación, vestuario, etc son elementos imprescindibles de los que Nolan se sirve para construir un artefacto fílmico de lo mas sugestivo, deliciosamente barroco, pero también inquietantemente oscuro y misterioso. Yo tengo que admitir que estuve enganchado desde el principio, recogiendo cada pista del caso con devoción y sin descifrar el enigma hasta el minuto final. Evidentemente, Nolan tiende sus trampas y lo bueno de una película como "El Truco Final" es caer en cada una de esas trampas.
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