Joseph Losey en el fondo de una caja de Doritos

La casa comienza a ser tomada por cajas de cartón llenas de las cosas más extrañas. Hay una caja Texpol con juegos de café que nunca he utilizado. En una de Nicotra he metido las copas de champagne y los vídeos y DVDs los estoy guardando en distintas cajas de Matutano. No sé cuantas voy a necesitar pero intuyo que bastantes mas de las que dispongo en este momento. Espero que Carmen me ayude. Sï. Estoy de mudanza. Es la cuarta mudanza en veinte años; la tercera en los últimos seis o siete años. Hoy he pasado mi día libre empaquetando libros, cds, peluches cargados de polvo, copas de cognac inútiles y los cientos de antiguos VHS que tengo desperdigagados por cada mueble de la casa, por cada esquina, en cualquier altillo. Damian Rice y Jorge Drexler como banda sonora a un día en el que he intentado esquivar la inevitable nostalgia que desencadena toda mudanza, aunque siempre nos empeñemos en creer que es para mejor. No siempre es así. Esta nueva mudanza pretende ser la definitiva. Es una mudanza precipitada y también una huída en toda regla. A pesar de que siempre intentas jugar con el tiempo para embalar todo, al final terminas siempre pillándote los dedos. En poco menos de quince días tengo que desalojarlo todo, de modo que esa mudanza perfecta que has ideado mientras concilias el sueño se vá al traste. Es entonces cuando comienzas a meterlo todo a la fuerza. Los vídeos de Fassbinder con los de Peter Medak. La sección de cine europeo con los VHS de importanción de Sam Raimi. Durante unos segundos dudas de meter en la misma caja de cartón a William Dieterle con Wes Craven pero al final terminas confundiéndolo todo y dejas a Joseph Losey en el fondo. La casa comienza a ser tomada por decenas de cajas de Cheetos y Doritos llenas de películas de todos los géneros, países y décadas. No sé porqué, de repente, esta noche me apetece ver "The Go-Between", de Losey. Si es que lo sabía.

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