Tengo Miedo

Nino Manfredi recorre nervioso los pasillos de la cárcel, mientras uno de los guardias trata de tranquilizarlo y aleccionarlo en el oficio de verdugo. Cuando llegan a la puerta del reo, el guardia le dice que mire a través de la mirilla de la puerta. Aunque el verdugo novato se niega, el otro insiste y Nino Manfredi mira. "No se ve nada. Está todo negro" dice, al tiempo que se abre la puerta y aparece un cura en sotana con gafas de sol, que evidentemente tapaba la mirilla. Pocas secuencias como esta encierran tanto significado y son capaces de definir por si solas la trayectoria de un director, en este caso el siempre inclasificable y hoy, algo olvidado, Luis G. Berlanga. "El Verdugo" es una película prodigiosa en este tipo de secuencias, pero también lo es en lo referente a su puesta en escena, en su particular entender de lo que debe contar un plano. En los extras del DVD, Berlanga comenta que la película surgió a partir de una imagen que visualizó en su mente: una enorme estancia vacia, de paredes blancas y dos grupos de hombres. Uno acompaña al condenado a muerte, el otro, al verdugo. Los grupos de hombres a penas se distinguen de una mancha negra, en movimiento, grotesca, goyesca. A partir de esa imagen, Berlanga y Rafael Azcona tuvieron que "rellenar" 80 minutos de película. El azar me ha llevado a ponerme el DVD de esta película en el día en el que hemos conocido las nominaciones a los Premios de la Academia del cine español, los Goyas (aunque ya no podamos llamarlos así, creo). Echando un vistazo a esas nominaciones te das de bruces con la realidad del nuevo cine español. Visualizo entonces una imagen muy parecida a aquella que tuvo Berlanga antes de hacer "El Verdugo"; el cine español sería sería el ajusticiado, pero lo que no veo del todo claro (o no lo quiero dejar por escrito) es quién sería el verdugo. En cualquier caso, si una película tan mediocre, maniquea e insulsa como "Mar Adentro" de Alejandro Amenábar ha conseguido 15 nominaciones, no me cabe por menos que pensar con cuántas se habría hecho una película como "El Verdugo" hoy día. Recuerdo ahora la frase con la que Berlanga cerraba su última película hasta la fecha, "París-Tumbuctú": "TENGO MIEDO"... otra de esas cosas que sirven para recapitular, mirar hacia adelante y que nunca, nunca, pierden su vigencia.

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