Lo Inverosímil En El Fantástico: La culpa de Fleisher


En el lado opuesto al cine de Fleisher estaría situada "Serpientes En El Avión" de David R. Ellis, cinta a medio camino entre el cine catastrofista, el policiaco burdo y el terror de serie Z. La sinopsis nos presenta a un testigo protegido que debe ser trasladado desde las costas de Hawai a los juzgados de Los Angeles a bordo de un avión plagado de serpientes venenosas convenientemente alteradas para convertirlas en letales asesinas. Ni Richard Fleisher intentaría hacer creíble semejantes argumentos, por eso a David R. Ellis solo se le ocurre reírse de sí mismo, pero no lo suficiente.

A bordo del avión tenemos una extensa galería de pasajeros perfectamente prescindibles (ninguno aporta absolutamente nada a la historia salvo un trozo de carne donde las serpientes puedan hincar el diente: el pezón de una fumeta, la bocaza de una borrachuza, el perro-mascota de una Barbie subnormal, el culo de un guardaespaldas mórbido, el prepucio de un gigoló de tercera división) que hacen las veces de cebo humano mientras que la Samuel L. Jackson milita la situación con cierto sarcasmo. La inverosimilitud de su argumento no empaña, no obstante lo ridículo de sus resultados. Ellis se escuda bajo la armadura de la serie ínfima para ocultar los agujeros de una realización televisiva (en el mal sentido de la palabra) y una puesta en escena paupérrima que se va deshaciendo de la carnaza con la parsimonia de un carnicero con parkinson.
Hablaba al principio de la necesidad por dotar de cierta credibilidad al elemento fantástico. Fleisher, Kubrick, Lang, incluso George Lucas en su delirante planetario de monstruos y naves espaciales necesitó en algún momento transmitir algo de verdad (en su caso a través de sus héroes y villanos). La suposición en el cine actual de que aquello que muestra es real por sí mismo, sin necesidad de jsutificar su veneno, evidencia la falta de argumentos y la escasez de talentos a la hora de hurdir viajes, fantásticos o no, a mundos reales o posibles. Yo por ejemplo, jamás me subí a bordo de "Serpientes en el avión".
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