La Traductora de Tony Gatliff



Cuando Tony Gatlif visitió la ciudad de Gijón con motivo de un mas que merecido homenaje en su Festival de Cine, se dio la extraña situación de que Gatlif se quedó sin traductor. Supongo a última hora, el traductor asignado sufrió una indisposición, una muerte en la familia o simplemente le tocó la lotería. El caso es que ahí estaba el director de "Latcho Drom" y "El Extranjero Loco" sin traductor por Gijón. Finalmente, en un encuentro con el público, una chica francesa se ofreció espontáneamente a hacer las veces y desde entonces, lo acompañó en lo que quedó de festival, ganándose un hueco en todas las fotos oficiales. En cualquier película, hubiera sido una excusa perfecta para desarrollar una preciosa historia de amor y quien sabe si se llegó a mas o no. La historia de Gatlif y su traductora se la contaba Pablo a Carlos Mugiro mientras tomábamos un café y le pareció un argumento delicioso para realizar un cortometraje. Vete tú a saber. El caso es que la anécdota con Gatlif me viene a la memoria después de haber podido ver al fin, su nueva película, "Exils".Suerte de road movie musical, sexual y naturalista, "Exils" recorre el camino inverso que millones de inmigrantes emprenden cada día. De Europa a África. Comentaba al principio la anécdota del traductor de Gatlif porque si algo viene a contarnos "Exils" es que el lenguaje no es una barrera para establecer contacto. Da la fatídica casualidad de que la copia que vi de la película era una copia doblada, experiencia que desaconsejo fervientemente, provocando un choque ciertamente curioso; cuando la pareja protagonista llega a tierras españolas, intenta hacerse entender como puede con la particularidad de que, al estar doblados, ambos, nativos y extranjeros, hablan el mismo idioma, en este caso español. Una situación altamente surrealista que destroza literalmente el juego de lenguajes, sonidos, cuerpos y aromas con los que Gatlif pretende construir su discurso. Un discurso abiertamente reconciliador que tiende puentes entre las distintas culturas que jalonan el itinerario existencial de los dos protagonistas, exiliados porque sí, de un mundo del que no se sienten partícipes. Supongo que si Gatliff no hubiera encontrado su traductora de francés, seguro que igualmente, se hubiera hecho entender. Su cine, al menos si lo hace.

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