Apelaciones














Comentaba Carlos viendo esta noche el enésimo pase de la primera entrega de "Torrente", que uno se reía ya porque sabía lo que iba a pasar. Cuando Torrente se siente perdido en la macro discoteca para bakalas de extraradio, vislumbra al DJ, que rápidamente se quita de encima para poder pinchar el "Torito Bravo" de El Fary. Uno se ríe cuando Torrente alza la vista y ve al DJ porque ya sabe lo que va a pasar. Son de esas cosas que se quedan una temporada. Como se quedó la canción de las Mama Chicho, las empanadillas de Martes y Trece y otros extraños fenómenos sociológicos que no vale la pena enumerar. Ayer viernes y para contrarestar al formidable Torrente Segura, Diego Galán apelaba a Elías Querejeta y recordaba los tiempos en los que en el cine español convivieron las películas de Pajares, Esteso y el Landismo con las arriesgadas producciones que Querejeta realizaba con Carlos Saura, Victor Erice o Ricardo Franco. Parece que ahora esto fuera imposible y que para sobrevivir solo pudieras acudir al fenómeno sociológico. Para contrarestar, yo utilizo a Daniel Sánchez Arévalo, el mas ilustre cortometrajista español que dentro de poco estrenará su primer y esperadísimo largo, "Azul Oscuro, Casi Negro". Apelo a él porque desde que ví su primer corto, "Gol", me quedé sorprendido por lo mucho que se podía contar en solo tres minutos. Anoche pude ver su último cortometraje, "La culpa del alpinista", extraño híbrido surgido de una propuesta comercial de la marca Nestle en la Arévalo trabajó con un material de Julio Medem. Es el peor de sus cortometrajes, a pesar de ser el que mayor empaquetado técnico despliega. A Arévalo se le dan mejor otro tipo de historias, otro tipo de personajes. Historias en apariencia sencillas, en las que si exacavas con cuidado eres capaz de reconocerte, sorprenderte e incluso, emocionarte, como el final, no por esperado carente de descubrimiento, de "Física II" el mejor de sus trabajos hasta ahora.

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