CUANDO JASON VOORHEES SE QUITA LA MÁSCARA

Lo inverosímil en las películas de terror. Hemos visto tantas películas de Jason Voorhes que a veces cuesta discernir lo que es real de lo que no. En un momento de "Los Extraños", el personaje que interpreta Liv Tyler se repite en voz alta una y otra vez: "Esto no está pasando, esto no puede estar pasando". Esto solo pasa en las películas. Los atentados del 11 de septiembre cambiaron un poco las cosas. El vacío irremplazable de la zona cero salpicó también al género del terror. Freddy Krueguer de repente daba menos miedo. Las cosas dan mas miedo cuando no tienen sentido. Es mucho mas terrible cuando el asesino no tiene ninguna razón para hacerlo. En "Los Extraños", inquietante, terrible, fascinante deconstrucción del ideal americano, ninguno de los terribles acontecimientos que relata están producidos por ningún tipo de motivación especial salvo la de la propia acción. Simplemente por estar. En el lugar inadecuado en el momento menos oportuno.

El que esté basado en hechos reales no lo hace mas terrible. Lo que hace que te incomodes en el sillón, te lleves la mano a la cara o te sobresaltes tirando todas las palomitas al suelo es que eso mismo te pueda pasar a tí. La realidad siempre será infinitamente peor que cualquier mal sueño de Nancy, la protagonista de "Pesadilla en Elm Street". Los asesinos de "Los Extraños" también llevan máscaras, como Michael Myers, pero sin embargo el momento mas terrorífico de toda la película es justamente cuando ya al final se las quitan, tranquilamente, delante de los petrificados protagonistas. Es justamente ese gesto, inaudito en una película de terror, el que dimensiona lo atroz de sus actos y los vuelve mas terroríficos si cabe. Nunca hasta ahora habíamos visto a Jason arrancándose su máscara de hockey y matando a sangre fría a cualquiera de los adolescentes hormonados de Crystal Lake.

Como "Los Extraños", una buena lista de títulos se han apuntado a la terror-realidad. "Hostel", "Habitación sin salida", "Turistas", "Las colinas tienen ojos"... son solo el reflejo del miedo del americano medio a cruzar las fronteras. El miedo a salir de casa. A enfrentarse a lo desconocido. Una excusa como otra cualquiera para fomentar el sedentarismo, el miedo a lo extranjero. Según la senadora Palin, a Rusia, por ejemplo. Nada mejor que quedarse seguro en casa, con la puerta bien trancada. Enchufado a las noticias de la Fox. A pesar de los esfuerzos de New Line por resucitar a Freddy Krueguer, hace tiempo ya que dejó de dar miedo.