Goyas 08: Epílogo
Los Goyas, siempre a contracoriente y ajenos a lo que ocurre en el mundo real, han premiado a "La Soledad", una película que nadie ha visto y que probablemente nadie verá, como la Mejor Película del Año. No es desde luego la mejor elección de cara a las audiencias, los titulares y exhibidores (entre otras cosas porque la película desapareció de las poquísimas salas en las que se estrenó a la semana de su estreno). Tampoco creo que sea bueno para el escaparate del cine español, por muy buena que sea la película de Jaime Rosales. Ningún espectador se va a reconocer en los Goyas de este año y esto, sin duda, los distanciará. No tiene sentido aguantar hasta la una de la madrugada para descubrir que una película de la que ni siquiera has escuchado hablar, se impone a tu favorita, "El Orfanato" por ejemplo. Los Oscars, a diferencia de los Goyas, aprendieron hace mucho a no premiar a la mejor película del año (porque eso además de imposible, es estúpido) si no a aquella que saca mas lustre a su industria. ¿Acaso alguien pensó que "Braveheart" o "Gladiator" eran buenas películas?.
Los Goyas nunca han querido parecerse a los Oscars al menos de puertas afuera (lo que justificaría su parca puesta en escena, lo rácano de sus aplausos, la desgana de sus risas, lo chirriante de su fanfarria, su arrítmica edición, lo inapropiado de su tipografía) y este año lo han vuelto a demostrar.
No quiero que parezca que no estoy de acuerdo con el triunfo de Jaime Rosales. Nadie mas que yo deseaba el fracaso de "El Orfanato", pero no entiendo los esfuerzos de la Academia por dar la espalda a lo que ocurre fuera de su mundo mágico de celuloide. Fuera de ese mundo existe una realidad inapelable: la fuga de espectadores. De no ser por el efecto "Orfanato" el cine español de 2007 no existiría. El desequilibrio entre taquilla y Goyas puesto en escena por el duelo entre los films de Rosales y J. A. Bayona escenifica de algún modo el desencuentro del público español con su cine, algo que ni los cineastas patrios, ni gobiernos ni académicos parecen saber como solucionar.
Ahora solo queda esperar que el efecto Goya de una nueva vida a la cinta de Jaime Rosales como ya ocurrió en su día con "Tésis" o "El Bola". Difícil en cualquier caso.
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