De Vicente Aranda A John Wilmot A Sharon Stone
En poco mas de catorce días han coincidido en cartel, una vez pasado el periodo religioso y de recogimiento de la pasada Semana Santa, tres películas que muestran tres modos bien distintos de entender y mostrar el erotismo en el cine. Por edades empiezo enumerando a Vicente Aranda, que a diferencia de otro ilustre erotómano nacional como Luis García Berlanga, continúa haciendo películas para disfrute de sus fieles,entre los que me encuentro y desencuentro sin remordimientos.
Vicente Aranda estrenaba en fechas muy difíciles para el cine español Tirante El Blanco, suerte de superproducción de cartón piedra a lo Samuel Bronston pero sin Charlton Heston. El propio Aranda la definía poco antes del estreno como vodevil medieval y lo ha hacía con acierto. Poco importan las batallas, las bajas o el movimiento de masas. A Aranda le importa el movimiento de faldas y por eso Tirante El Blanco es un tormento de sensualidad que se ve ferozmente coartada por la inexpresividad de su protagonista masculino y por la inexperiencia de la princesa. Ahora tengo que decir que Leonor Watling es lo mejor de una película acartonada, teatral e incluso a veces,ridícula. Tiene no obstante secuencias muy bien construidas, con las palabras y con la cámara.
Por último, esta misma noche me sorprendía soportando sin especial esfuerzo, la barbarie perpetrada por un tal Laurence Dunmore,director de "The Libertine". Protagonizada por un Johnny Depp, orgásmico en su papel de conde decadente y depravado, aderezada con un magnífica partitura de Michael Nyman y secundada por dos actrices estupendas como Samantha Morton y Rosemund Pike, "The Libertine" es un ejercicio de estilo deliberadamente agresivo, que busca provocar al espectador mas dócil utilizando el lenguaje verbal y el feísmo visual. Hay que decir que la película cumple sus objetivos en estos dos aspectos, aunque lamentablemente se eche en falta algo menos de pudor carnal y porque no, un poco mas de profundidad intelectual (y no exclusivamente física).
Como no tengo porqué dar explicaciones a nadie,me voy a quedar con la mirada siempre sabia que proporcionan los octogenarios, sobre el cuerpo femenino y el misterio del sexo. Sobre el candor de los muslos, y el tacto y lo incontrolable de la pasión.
Vicente Aranda estrenaba en fechas muy difíciles para el cine español Tirante El Blanco, suerte de superproducción de cartón piedra a lo Samuel Bronston pero sin Charlton Heston. El propio Aranda la definía poco antes del estreno como vodevil medieval y lo ha hacía con acierto. Poco importan las batallas, las bajas o el movimiento de masas. A Aranda le importa el movimiento de faldas y por eso Tirante El Blanco es un tormento de sensualidad que se ve ferozmente coartada por la inexpresividad de su protagonista masculino y por la inexperiencia de la princesa. Ahora tengo que decir que Leonor Watling es lo mejor de una película acartonada, teatral e incluso a veces,ridícula. Tiene no obstante secuencias muy bien construidas, con las palabras y con la cámara.
Supongo mayor a Michael Caton-Jones,por eso sigo con él y porque, catorce años después de que Paul Verhoven mostrara al mundo entero lo que ocultaba la entrepierna de Sharon Stone en la guarrilla "Instinto Básico", el tal Caton-Jones se ha atrevido a dirigir su secuela,Instinto Básico 2: Adicción Al Riesgo. Tan obvia como su título y tan estúpida como su subtítulo, la película es un despropósito absoluto,que retoma los mismos argumentos que su jurásica predecesora sin tan siquiera someterlos a un reciclaje estético o narrativo. Suerte de remake descafeinado y casposo pero sin interludio lésbico, "IB2" es como una de esas películas pornográficas censuradas para televisión, que nunca muestran primeros planos.
Por último, esta misma noche me sorprendía soportando sin especial esfuerzo, la barbarie perpetrada por un tal Laurence Dunmore,director de "The Libertine". Protagonizada por un Johnny Depp, orgásmico en su papel de conde decadente y depravado, aderezada con un magnífica partitura de Michael Nyman y secundada por dos actrices estupendas como Samantha Morton y Rosemund Pike, "The Libertine" es un ejercicio de estilo deliberadamente agresivo, que busca provocar al espectador mas dócil utilizando el lenguaje verbal y el feísmo visual. Hay que decir que la película cumple sus objetivos en estos dos aspectos, aunque lamentablemente se eche en falta algo menos de pudor carnal y porque no, un poco mas de profundidad intelectual (y no exclusivamente física).
Como no tengo porqué dar explicaciones a nadie,me voy a quedar con la mirada siempre sabia que proporcionan los octogenarios, sobre el cuerpo femenino y el misterio del sexo. Sobre el candor de los muslos, y el tacto y lo incontrolable de la pasión.
Caram, noi quines fotos de pel·licula. Potser que hi entrem sovint en el teu blog. Salutacions
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