Kevin Smith también es padre
A pesar de que Ana me dijo que Kevin Smith ya no era lo que era, hoy me he atrevido a entrar en una minisala y ver "Jersey Girl". Para empezar, llegaba tarde. No se porqué los horarios que
aparecen en los periódicos, aún siendo diarios prestigiosos como El Pais, son los horarios correctos. La primera vez que intenté ver "Jersey Girl" fue la semana pasada y siguiendo el horario aparecido en prensa, llegué 20 minutos tarde. Hoy el primer pase estaba anunciado a las
17:20. LLegué a la hora en punto, pero la película en realidad comenzaba a las 17:15. Desanimado y a punto de meterme a ver alguna cosa como "Mambo Italiano" (que a pesar de que mi colega Pablo Quiroga me dijo que estaba bien y que incluso era divertida) decidí, contra mis propios principios, meterme en la sala con la película empezada. Cual fue mi sorpresa cuando al entrar ví una sala vacía y una pantalla en blanco. Era la única persona que se había presentado. En seguida, apagaron las luces. Alguién gritó, "Eh!, la sala tres!" y la película comenzó. Supongo que sería un gran fastidio para la empresa o para el proyeccionista, proyectar
la película, valga la redundancia. Rentable, desde luego, no debe serlo. Pagué solo tres euros. En cualquier caso, no me gusta ver películas con la sala vacía. Se parece demasiado a un velatorio, aunque no haya nadie de cuerpo presente. Impone una sala vacía e incluso resulta mas incómodo ver una película uno solo que en compañía de doscientos energúmenos. En fin, a lo que iba. Que la película me gustó. Ana tenía razón a medias. Bien es cierto que "Jersey Girl" está muy lejos de la acidez y la madurez de los personajes que aparecían en "Clerks" y en la deslumbrante "Persiguiendo a Amy", pero al menos se aleja del absurdo estúpido de "Dogma" y "Jay y Bob El Silencioso contraatacan". Ya se que no es consuelo, ya. Pero es que además, "Jersey Girl" es divertida. Incluso cuando se precipita sin remisión hacia su inevitable happy end. No se puede decir mucho mas de la película. Tiene una primera media hora brillante, muy divertida, de situaciones convencionales resueltas con diálogos con chispa, nada remilgados. Luego el discurso se ablanda. Kevin Smith también es padre de familia, que le vamos a hacer.
aparecen en los periódicos, aún siendo diarios prestigiosos como El Pais, son los horarios correctos. La primera vez que intenté ver "Jersey Girl" fue la semana pasada y siguiendo el horario aparecido en prensa, llegué 20 minutos tarde. Hoy el primer pase estaba anunciado a las
17:20. LLegué a la hora en punto, pero la película en realidad comenzaba a las 17:15. Desanimado y a punto de meterme a ver alguna cosa como "Mambo Italiano" (que a pesar de que mi colega Pablo Quiroga me dijo que estaba bien y que incluso era divertida) decidí, contra mis propios principios, meterme en la sala con la película empezada. Cual fue mi sorpresa cuando al entrar ví una sala vacía y una pantalla en blanco. Era la única persona que se había presentado. En seguida, apagaron las luces. Alguién gritó, "Eh!, la sala tres!" y la película comenzó. Supongo que sería un gran fastidio para la empresa o para el proyeccionista, proyectar
la película, valga la redundancia. Rentable, desde luego, no debe serlo. Pagué solo tres euros. En cualquier caso, no me gusta ver películas con la sala vacía. Se parece demasiado a un velatorio, aunque no haya nadie de cuerpo presente. Impone una sala vacía e incluso resulta mas incómodo ver una película uno solo que en compañía de doscientos energúmenos. En fin, a lo que iba. Que la película me gustó. Ana tenía razón a medias. Bien es cierto que "Jersey Girl" está muy lejos de la acidez y la madurez de los personajes que aparecían en "Clerks" y en la deslumbrante "Persiguiendo a Amy", pero al menos se aleja del absurdo estúpido de "Dogma" y "Jay y Bob El Silencioso contraatacan". Ya se que no es consuelo, ya. Pero es que además, "Jersey Girl" es divertida. Incluso cuando se precipita sin remisión hacia su inevitable happy end. No se puede decir mucho mas de la película. Tiene una primera media hora brillante, muy divertida, de situaciones convencionales resueltas con diálogos con chispa, nada remilgados. Luego el discurso se ablanda. Kevin Smith también es padre de familia, que le vamos a hacer.
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