Crítica de 'Noé' (Noah). El viaje bíblico de Aronofsky
En los orígenes de los tiempos... surgió un director llamado
Darren Aronofsky, quien después de un par de cortometrajes de arte y ensayo
ganó en 1998 el premio al mejor director en Sundance por su primer largometraje
llamado 'PI' (aquí co-titulado fe en el caos), un thriller psicológico, perturbador
y muy enigmático sobre teorías conspiratorias y fanatismo religioso filmado en
un blanco y negro que supuraba con una cámara que no paraba de moverse y
envuelto con una atmosfera más que asfixiante donde este relataba la obsesión
de un matemático judío por encontrar la simbología del numero pi a lo largo de
la humanidad. El director aparcó su primera joya fílmica con guion propio y le
colgó la etiqueta de culto que le otorgo unánimemente tanto la crítica como el público.
Tiempo más tarde todo el mundo empezó a observarlo para
saber cuál sería su próximo movimiento tras llevar su opera prima hacia lo más
alto y de una manera tan maestra, convirtiéndose en la aspiración de muchos
cineastas nobeles de su generación.
Su siguiente carta descubierta sobre la mesa fue una adaptación
de la novela de Hubert Selby Jr, "Requiem for a dream", un demoledor
drama sobre el efecto y devastación de las drogas en las personas y sus
relaciones afectivas y lazos familiares llevada hasta el extremo con una estética
apabullante, más definitoria, más personal, con un ritmo aún más frenético y
una banda sonora ecléctica ya convertida en todo un clásico. Para muchos su
mejor trabajo, filme de referente absoluto de su década y por supuesto
enmarcada dentro del TOP 10 del género sobre drogodependientes. La cinta obtuvo
una nominación al Oscar para una hipnótica e inquietante Ellen Burstyn, otra
para los Globos de oro y fue galardonada con la Espiga de oro en la Seminici, además
de varios reconocimientos tanto en la National Board of Review, el American
Filme Institut y críticos de Nueva York. Aun en la actualidad sigue redescubriéndose
así misma debido a la gran cantidad de fans defendiendo en todo momento su
adjetivo propio de clásico básico o " must see" (debe verse).
El director Estadunidense ya había despegado hacía tiempo y
dejaba entrever su estilo cada vez más pulido. Aunque la gente quería ver ese avión
volar cada vez más alto, hasta que Arofnosky fue descendiendo poco a poco sin
tocar pista aun. Empezó a rodar cintas cada vez más irregulares aunque estas no
dejaban de ser interesantes, al menos al espectador no se quedaba indiferente
que ya es mucho decir.
Seis años más tarde rodo 'The Fountain', una
extraña película que mezclaba romance y ciencia ficción a partes iguales, todo
bien mezclado con una buena dosis filosófica. La cinta hablaba sobre la
inmortalidad y el árbol de la vida en sus inicios, épocas intermitentes y
durante el presente. Éramos testigos de las reencarnaciones y múltiples vidas
de una pareja a lo largo de sus encuentros que sucedían por los siglos, y de cómo
esto afectaba de alguna manera al destino; hipótesis que actualmente han
plasmado en la pantalla directores como Terrence Malick de una forma u estilo cinematográfico
muy similar. La cinta fue nominada a varios premios técnicos pero fue un
desastre en crítica a nivel mundial, creando diversidad de opiniones y no
demasiado favorables mientras que el público salía de la sala más bien
indiferente.
Un par de años después nos presentó la magistral 'The fighter' con
un espléndido regreso de Michael Rourke y un paso mucho más maduro y humilde
por parte de su director, quien también se levantó de la lona para contar la
historia de un veterano luchador profesional en pleno fracaso en el que el paso
del tiempo le superaba, y de paso contarnos los entresijos de este mundillo con dudosa ética. El drama fue
recompensado con varias nominaciones a los Oscars de ese año, Globos de oro, premios
Bafta, y premios en el Festival de Toronto y Venecia. Los críticos esta vez volvían
a coincidir con su fiel público y se rindieron a los pies de tan importante
realizador sin pensárselo dos veces.
Durante el 2010 estreno su penúltima película 'Black
Swan' un intenso Giallo disfrazado de drama psicológico protagonizado por
una Natalie Portman en estado de gracia sobre la obsesión de una bailarina de
ballet en los entresijos de la compañía en Nueva York para la cual actúa; volvía
a recurrir a la obsesión como tema omnipresente. Pasado, presente y fantasmas
de todo tipo, a Arofnosky también se le había aparecido el don de la
irregularidad como pauta común en sus últimos trabajos. Los críticos por eso se
lo perdonaron y gracias a su correcta dirección de manual cinematográfico e
impecable puesta en escena se la aceptaron sin rechistar, igual que los Oscars
y los Globos de oro, los Bafta, los Independent Awards, Satelite Awards, los
Cesars y Venecia; como siempre premios no faltaban aunque aquí de una manera un
tanto sobrevalorada... tubo su reconocimiento... pero ahí quedó...empezaba a
sentirse a gusto con lo digital e iba dejando atrás su etiqueta de cineasta
independiente para calzarse con ropas más Hollywoodienses, más comerciales, más
asequibles, aspecto que forzosamente no tiene que ser negativo...
Y por fin llegamos a la cinta que se nos presenta esta
semana en España, cuatro años más tarde rueda su propia visión sobre el pasaje bíblico
de 'Noé' y su arca; Arofnosky se vuelve a sentir cómodo en el papel de guionista
y colabora también en la escritura.
En primer lugar, tengamos clara la finalidad de la cinta, lo
que el director pretende es no inventar la rueda si no hacernos ver que la
rueda ya ha estado allí siempre pero que ha estado esperándole a él, me explico,
apoderarse de un mérito que no es del todo suyo, pretender que se le recuerde
como un rescatador de un género que parecía ya totalmente olvidado injustamente,
como aquella persona que devolvió las hazañas bíblicas al celuloide en pleno
siglo actual cuando ya pensábamos que este estaba totalmente olvidado y
superado (claro está, suponiendo que la jugada le funcione bien), y que por
tanto de una manera definitoria se le atribuyese el mérito que fue él la
persona responsable, y que en estos tiempos se atrevió a dar un paso sobre
otros cineastas e ir en busca de aquello que parecía olvidado, como sucedió con
directores como Ridley Scott para el Peplum o Baz Luhrzmann para el musical
para poner algunos de los ejemplos más recientes. Buscar la posible novedad
dentro de lo clásico, creando la necesidad o carencias que pueda presentar la
industria... ¿Lo consigue? a medias, y cuando digo a medias es en un sentido
totalmente literal.
La cinta es poderosa de eso no hay duda, factura impecable, efectos
apabullantes, majestuosidad, esencia clásica, buenos actores con gran presencia
en pantalla pero a la vez que sean poseedores de rasgos tales como la honradez
y la calidez humana, etc... Hablamos de todos aquellos típicos ingredientes que
se necesitan para que el género cumpla y vuelva a flote de nuevo. Él es el
encargado de sacarle el polvo al candelabro mugriento y recordar que éste era
de color dorado. El problema viene con su extensión, la cinta es de una
longevidad excesiva, en parte es muy entendible porque un trabajo de estas
proporciones y envergadura, que ronde la hora y media no tiene cabida en
ninguna cabeza cuerda, pero tal vez lo habríamos agradecido más y se hubiera
redondeado el resultado final que tampoco no es del todo desastroso.
La película es totalmente irregular, tranquilamente se puede
dividir en dos partes claramente diferenciadas; la primera, la explicación del génesis
y toda la adornamenta de la historia de cosecha propia, sinceramente la más
entretenida y hasta podría decir que perfecta en cierta manera; un episodio con
gran pulso narrativo, experimentación propia del director, y magnificencia audiovisual
y totalmente sensitiva especialmente en cuanto planos o paleta de colores que
por cierto junto a la inventiva de algunas escenas roza la majestuosidad. De
alguna manera hablamos de una introducción de más de una hora muy amena, emocionante,
moderna y hecha para abarcar todo tipo de público; una mezcla entre la famosa trilogía
de Peter Jackson, desde la total visión de Guillermo del Toro como narrador y escenógrafo,
en la cual nos olvidamos de que estamos delante de un producto que habla
enteramente sobre un pasaje religioso en el que de por si destacan a unos
personajes que mezclan perfectamente a los robots de Michael Bay con cualquier
criatura que puebla el universo del director mexicano mencionado anteriormente
y que poseen en esencia la actitud de los arboles animados de la Tierra Media.
Nada que objetar, personalmente queda satisfactoriamente bien.
Pero cuando nuestro viaje se encuentra pasado la mitad de la
cinta, nos damos cuenta de que abandonamos la fantasía para llegar hasta una representación
de situaciones, desfile de actitudes y personajes llenos de clichés, totalmente
planos y dignas de un espectáculo de teatro de guerrilla (curiosamente es la
parte más fiel o pretende serlo al texto originario). Llevando al espectador
hasta el tedio, aburrimiento y encontrarse con un chicle en la boca cada vez más
alargado y sin sabor, hasta llegar a un estado catatónico y soporífero.
La moraleja entra dentro del cliché, la emoción queda unida
con el aspecto más plano y las interpretaciones aparecen sin ornamenta alguna
hasta aparecer dentro del vacío como si de una vulgar telenovela de sobremesa
se tratara llegando a ser en ocasiones de tono minimalista en todos los aspectos.
Como veis con 'Noé', Aronofsky nos deja en una encrucijada
bastante importante, en una partida de cartas en que las dos bazas parecen iguales,
en una disolución química de cincuenta por ciento soluble, o en un dardo encima de
otro justo en el centro de la diana, convirtiéndola en un auténtico "coito
interruptous" bastante decepcionante para todos nuestro sentidos.
Ahora toca al espectador decidir sobre su veredicto final,
si de alguna manera le ha compensado el resultado debido a sus casi dos horas y
veinte minutos de metraje.
Si uno es benevolente o compasivo utilizara esa expresión
como arma tan utilizada cuando una persona positiva abandona la sala y no le
acaba de convencer lo visto, el famoso y tan dado como recomendación "pues
oye, no esta tan mal... " sintiendo en el fondo que se está mintiendo a si
mismo... aun así ya os aviso que acabareis fatigados y entretenidos a partes
iguales.
Por un lado la cinta no deja de ser interesante, más bien
"correcta”, con aprobado "raspado" tal vez, de ahí no mas pero por
otro lado olvidable e innecesaria, sin aportar nada nuevo a un terreno u otro; no
se decanta, no se decide, no se da en el clavo pero tampoco se hace un destrozo
fuera de él, en la mesa; un trabajo en que aun sin poner de tu parte, empiezas
el visionado con ganas y sensación de disfrute, pero a medida que avanza va
perdiendo fuelle como si de esa montaña rusa se tratara, en la que empiezas con
una ascensión emocionante para a posteriori no acabar de disfrutar con su la adrenalinita
bajada y desprenderte de toda tu ilusión inicial de golpe, y señores creo que
eso es un sinsentido clarísimo aunque esa no sea la finalidad del autor...
Seas creyente o no (aunque creo que esto es entretenimiento
puro y duro y aunque suene raro, la religión aquí no tiene cabida) se trata de
una cinta diseñada desde un gran estudio, y claramente tiene solo la función de
abarcar espectadores hacia las salas de cine, recolectar todo lo posible en
taquilla y contar número de entradas vendidas el primer fin de semana, por lo demás,
los cinéfilos de pro echamos de menos ese "Aronofsky" de los inicios
que se añade a la larga lista de directores esplendidos en estado decadente, que
para muchos no nos lo devolverá a su edad dorada con sus trabajos primerizos,
pero quien sabe, tal vez algún día, de repente te puede aparecer con una ostra
en la playa que en su interior contiene una brillante perla como cuando hizo 'The Fighter', aunque detrás y delante de ella tenga un par de frutos
un poco amargos, quien sabe.
'Noé' llega a las carteleras el 4 de Abril.
Calificación: 6,5/10.
Crítica de Jordi Sanchez.
PD: Mil gracias a Paramount por dejarnos asistir a su pase de
prensa.
Síguenos en Twitter: @Tituloriginal o en Facebook
Comments
Post a Comment