Crítica de: 'Blue Jasmine', o Woody Allen's Los ricos también lloran
Qué sucede cuando nos superan las situaciones
que la vida nos hace vivir? ¿Somos capaces de perdonar? ¿somos capaces de no
perdonar? esconder la cabeza debajo del ala no siempre es una opción, y 'Blue
Jasmine' trata precisamente de eso.
Allen nos presenta con mucho sentido del humor
toda una serie de situaciones en las que Jasmine (Cate Blanchett) se enfrenta consigo misma
(saliendo derrotada en todas o casi todas). Jasmine es una mujer de mediana
edad acomodada, destrozada a partir del momento en que su mundo se desmorona.
Entonces decide (o no tiene más remedio que) instalarse en casa de su humilde
hermana mientras intenta rehacer su vida.
En la cinta, podemos ver a una (como siempre)
fantástica Cate Blanchett que interioriza y interpreta el papel a la
perfección. Sabemos que Woody Allen ha sido capaz siempre de multiplicar las
posibilidades de cualquier actor que se pone a sus órdenes, lo que no sabemos
es qué porcentaje de la genialidad del personaje es gracias a Allen y cuál
gracias a Blanchett. Sin duda, y me gustaría pensar que los más entendidos en
cine pensarán igual que yo si afirmo que debe ser todo un espectáculo estar
presente en el set de rodaje mientras Allen y Blanchett trabajan mano a mano
para diseñar cada una de las sensaciones y contenidos que quieren transmitir al
público a través de Jasmine. A derecha e izquierda, Alec Baldwin y Sally
Hawkins. El primero, centrado, correcto y atento a cada detalle de su
personaje. No es otro, sigue siendo Alec Baldwin, pero perfeccionado. Más
creíble. La segunda, un manual exhaustivo de cómo debe interpretarse una madre
soltera de los suburbios. Orbitando alrededor de ellos, Mark Rutherford y
Daniel Jenks interpretando a Johnny y Matt, los hijos de la hermana de Jasmine
(creo que no les han dicho que están en una película, con el objetivo de hacer su
interpretación más creíble... sin duda alguna Woody Allen sabe elegir y dirigir
a los niños con los que trabaja). Especial mención para Andrew Dice Clay,
interpretando a Augie, que aunque no sale mucho del tipo de personaje que suele
interpretar (a sí mismo o a su parodia, como pudimos ver en El Séquito), sabe
desarrollar sin fisuras el personaje en situaciones donde no es suficiente
interpretar a un campechano pequeño empresario bastote, ya que el personaje
también arrastra su cruz, afectado por Jasmine y su errónea forma de enfocar
sus problemas y su relación con los demás. Ha pasado mucho tiempo desde su
mítico "Tanto gilipollas y tan pocas balas"... y los años (y/o Allen)
han ayudado a Dice a hacerse mejor actor.
La trama consiste ni más ni menos en una
sucesión de situaciones donde vamos descubriendo la personalidad de los
personajes y su forma de afrontar las diferentes situaciones en las que la vida
los pone. Sorpresas y errores que van moldeando la forma de ver las cosas de
cada uno de ellos. En este sentido, Allen sabe transportar al espectador a
través de todas esas situaciones casi sin pestañear. También ha sabido manejar
bastante bien los flashbacks que ayudan a entender la trama principal. Aparecen
sin ningún tipo de floritura, básicamente aparecen, pero en el momento preciso.
Es un efecto que personalmente me gusta mucho, el presentar un flashback "colándolo"
como si no lo fuese, hasta que el espectador se da cuenta que lo es.
Técnicamente y respecto a la postproducción,
hay algo de la película que desconozco si está hecho aposta o simplemente es
así. La música de muchas (creo que casi todas) las escenas terminan bruscamente
cuando acaba la escena... ¿recurso de Woody Allen? o ¿falta de presupuesto en la
edición de la cinta? Lo descubriremos viendo alguna cinta más del susodicho...
En general, el film responde a la pulcritud de
su director, es otra cinta más del prolífico Allen que hará las delicias de sus
seguidores y de los de Cate Blanchett.
Puntuación: 8,5 de 10
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