Idolatrando a Manuel Gómez Pereira

De todas las veces que Pablo y yo intentamos ver "Desafinado", nunca conseguimos llegar hasta el final. Las causas fueron numerosas, casi siempre la cerveza estuvo detrás. También el destino, supongo, y finalmente, el sueño. No pocas veces caímos redondos en aquel incomodísimo sofá víctimas del tedio soporífero del doblaje de la película por un lado y la cirugía de George Hamilton por otro. Por su vigésimo noveno cumpleaños, fue cuando le regalé el VHS de la película de Manuel Gómez Pereira a Pablo. La encontré en la estantería de saldos de un Blockbuster y la compré por dos euros. Antes de eso, estoy hablando de la primavera del 2004, "Desafinado" se había convertido en la película maldita que todo buen cineasta sueña con hacer, aunque nadie la húbiera visto. Pablo y yo admirábamos a un productor como Andrés Vicente Gómez, capaz de poner en la mano mas de mil millones de pesetas para hacer una comedia extravagante con George Hamilton como protagonista y un director como Gómez Pereira, capaz de dilapidar tan fastuoso presupuesto sin remordimientos y recaudar algo menos de 5 millones. "Desafinado" era para nosotros ese gran enigma que en general viene a representar a todo el cine español, que permite la producción de películas en nuestro país, por muy descabellados que sean sus argumentos y muy paupérrima fuera su taquilla. La taquilla a fin de cuentas, es lo que menos importa en el cine español. Hoy, casualidades del destino y después de los cientos de intentos por ver "Desafinado" sin sucumbir al sueño, me he visto dos películas, 2, de Manuel Gómez Pereira: "Reinas", su último trabajo, todavía en salas y "Cosas que hacen que la vida valga la pena", estrenada sin mucho ruido el otoño pasado con Ana Belén y Eduard Fernández como protagonistas. Cuando se lo comente a Pablo no dará crédito seguro. Ninguna de las dos películas me ha despertado mucho interés, aunque me han mantenido despierto, eso sí. "Reinas" no deja de ser un entremés cómico algo desfasado y deliberadamente folletinesco, un poco casposo y decididamente oportunista. Gómez Pereira realiza una nueva muestra de la comedia mas blanca mediante los enredos que provocan una serie de personajes trazos con tiralíneas, desmayados ante tanto tópico. En "Cosas que hacen que la vida valga la pena",exhibe en cambio un esforzado cambio de talante, buceando entre el drama localista que pudiera dirigir Miguel Albadalejo y la comedia nuevamente desfasada que impregna todo su trabajo. El producto se resiente a base de concesiones imposibles y en ambos casos, en "Reinas" y "Cosas que hacen...", gracias al batiburrillo cronológico y el abuso de ciertos trucos de montaje impropios en un veterano como el gran José Salcedo. Menos mal que existe Santi Amodeo para contrarestar tal empacho de Pereira, aunque éste no cuenta con presupuestos multimillonarios.

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