El viaje atrás en el tiempo hasta 2046

He tenido que dejarlo pasar unos días. No era capaz de asumir la decepción después de ver "2046", la última película de Wong Kar-Wai. Cari se atrevió por fin, después de casi una hora esquivando el tema, de decir que a la película le podían sobrar unos 20 minutos. Ni Pablo ni yo dijimos nada, aunque un día después, los dos coincidimos en lo que dijo ella. Supongo que, todavía impresionados por el alarde escénico de "Goodbye Dragon Inn.", el batallón de imágenes, músicas y hermosas mujeres que te bombardea desde la pantalla donde se proyecta "2046" nos resultó excesivamente difícil de dirigir. Hoy, casi una semana después de haber visto la película, he estado hablando casi 40 minutos por teléfono con Juanjo, además de familiar, mejor amigo y rastreador innato de nuevas fórmulas de entendimiento. Juanjo estaba fascinado por la película y claro, me ha pegado algo de esa fascinación. He dejado madurar a conciencia mi opinión, por eso lo dejé pasar y escribí alguna tontería sobre "Los Increíbles", por ejemplo. Ahora reconozco lo que reconocí en su día: la geométrica y desconcertante concepción del encuadre, la poco acertada utilización de los distintos tonos de la banda sonora, la excitante mirada de Maggie Cheung y el conteneo agonizante de una estupenda Gong Li. Sobre sus defectos, se impone la noción de estar ante una obra megalómana, terriblemente compleja, provocadora y como tantas otras cosas que derivan al exceso, insoportable a ratos, fascinante a otros. Les pasa a todas las grandes películas y "2046", sin ninguna duda, es una gran película. La película ofrece numerosas lecturas. Juanjo por ejemplo supo apreciar una lectura visual y de los sentidos que yo fui incapaz de seguir (supongo el estar "recién salido" del Festival de cine de Gijón tuvo algo que ver). Yo en cambio he sufrido a la hora de dar sentido al rompecabezas imposible que construye la película. Tiempo después todavía sigo jugando con sus piezas. Supongo que nunca terminaré de colocarlas, lo que la mantiene viva, en mi memoria y en la práctica.

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